Optimizando las compras


Cerca de un tercio de los alimentos que se producen cada año en el mundo para el consumo humano -aproximadamente 1300 millones de toneladas-, se pierden o desperdician, según advierte un estudio encargado a la FAO.



El informe Global food losses and food waste (Pérdidas y desperdicio de alimentos en el mundo) fue encargado por la FAO al Instituto sueco de Alimentos y Biotecnología (SIK) para el congreso internacional Save Food! (¡Ahorra comida!) que se celebró en el 2011 en Düsseldorf, Alemania.

El informe explica que en líneas generales, los consumidores no consiguen planificar de forma adecuada sus compras de alimentos. Ello significa que a menudo se deshacen de alimentos cuando se pasa la fecha indicada para "consumir preferentemente antes de". La educación en las escuelas y las iniciativas políticas son posibles puntos de partida para cambiar la actitud de los consumidores, según sugiere el estudio.

Aunque no nos guste admitirlo, todos los días se desperdician alimentos por no planificar lo que se va a preparar, por comprar y hacer sobrestock en la alacena, por almacenamiento inadecuado, por recurrentes interrupciones del servicio eléctrico, etc... así que cuanto más podamos hacer para minimizar nuestra huella alimentaria, será de gran beneficio para nuestra salud física, emocional y hasta financiera...tenga en cuenta que cada producto que debe tirar a la basura por alteración, descomposición o adulteración...es dinero perdido.

Lo recomendado es planificar la compra por gustos y necesidades, así se adquieren los productos imprescindibles y el resultado final es una alimentación más saludable y equilibrada. La fórmula más eficaz es reflexionar, concretar y saber lo que va a comer la familiar en un período de tiempo que usted puede establecer. Sé, por experiencia propia que no siempre podrás encontrar eso que tanto te gusta e incluso lo que tienes en mente que funciona mejor para ti, pero como me ha tocado aprender a lo largo del camino, pienso en la parábola del bambú y me pregunto: ¿Hay algo que lo pueda sustituir? y la respuesta casi siempre es si.

Puede ser que la cocina de sustitución no sea la más conocida, especialmente si en su círculo más cercano no hay personas con diabetes, intolerancia a la lactosa, celiaquía, autismo, hipertensión... ellos deben hacer cocina de sustitución a diario pues su condición así lo amerita! sin embargo, es un magnifico ejemplo de cómo pasar del drama a la acción, pues si algo he aprendido de esta experiencia de cocinar "diferente" para otros, es la capacidad de adaptación que tenemos aún en condiciones muy adversas.

Mi primera recomendación es que planifique lo que va a comer durante la semana (puede hacerlo para más días, pero si está comenzando le recomiendo que comience por 5 días). 

Con el menú en la mano, usted estará en capacidad de estimar la cantidad de alimentos que necesitará para prepararlos. Ahora lo interesante del asunto es que si no consigue lo que está buscando, pueda ubicarle un sustituto a cada ingrediente, por ejemplo, en el caso que haya decidido colocar pollo en una de las comidas y no lo consigue quizás encuentre pavo...y esa sustitución está perfecta. 

Si puede comer carnes rojas, un trozo pequeño (del tamaño de la palma de sus manos sin los dedos) puede ser también un sustituto. Los huevos también son una excelente fuente de proteína de alto valor biológico y combinado con un cereal y  vegetales, le brindan una comida completa. 

Si puede comprar granos (caraotas, frijoles, quinchonchos) combinemos con pasta o arroz para que mejore el aporte de los amonoácidos...y créame, no necesita una bandeja para estar satisfecho! Esto será beneficioso para el medio ambiente y para su economía familiar.

Durante la compra, estime espacio para productos frescos, frutas y vegetales son un excelente complemento para tus comidas y si no lo habías notado, suelen estar presentes en prácticamente todos los establecimientos. No necesitas llevar frutas exóticas o muy costosas, una patilla (sandía) o unas mandarinas pueden ser maravillosas y sirven como meriendas para calmar el apetito voraz entre las comidas.

Los tubérculos también son productos que suelen estar en todos los mercados a cielo abierto y en los supermercados, así que sáqueles el mejor provecho. Si no consigue pasta, prepare unos ñoquis de papa, plátano o camote, una rica salsa para acompañar, un mezclum de hojas verdes para hacer el balance y listo! una comida completa deliciosa y saludable. Si no consigue arroz, prepare unas deliciosas yucas al vapor con un mojito de cilantro o prepare unos vegetales salteados.

El orden en el que recorre los pasillos es clave, deje para el final del recorrido las carnes y productos congelados, así evitará que caigan en la “zona de peligro”.


Realizada la compra con cálculo y equilibrio, hay que aprender a guardarla bien. Este paso es clave para evitar que los alimentos se estropeen, se olviden o se extravíen. 

Aplicando la técnica “lo primero que entra es lo primero que sale”  (FIFO en inglés) podrá organizar los alimentos no perecederos de manera tal que los próximos a vencer estén a la vista, le ayudará a optimizar sus recursos. 

Si utiliza la nevera o refrigerador como alacena (algo típico en estos tiempos) tenga presente que es necesario monitorear la temperatura del equipo. Mientras más productos coloque en su interior, mayor será la temperatura por lo que algunos alimentos más susceptibles como las comidas ya confinadas, se pueden descomponer más rápidamente!

Si necesita acompañamiento para diseñar su plan de compras y estructurar el menú de la semana para así optimizar sus compras, no dude en agendar una cita para Food Mentoring, estaré encantada de acompañarle en el proceso.

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