De acuerdo al más reciente
consenso (OSLO, 2011) La Enfermedad Celíaca (EC) es una enteropatía, sistémica
y autoinmune que se manifiesta en individuos predispuestos genéticamente y que
se desencadena luego de la exposición al gluten.
Se considera una enteropatía a
toda aquella condición que afecta a los intestinos y en el caso de la EC es el
intestino delgado el que sufre una atrofia de sus vellosidades.
Se considera sistémica cuando la
enfermedad ataca todo el cuerpo o a varios órganos a la vez.
Se considera autoinmune cuando
el sistema inmunológico ataca a las células sanas del propio individuo, es
decir, que se convierte en el agresor en lugar de el protector.
De esta forma, podemos definir
de manera más simple a la EC como una auto-agresión que causa daño a varios
órganos de individuos portador del gen, especialmente al intestino delgado,
cuando éste consume gluten…por lo que al dejar de ingerirlo, ese daño
autoinfligido disminuye y los síntomas mejoran considerablemente.
Una vez diagnosticado un
paciente como celíaco lo más importante es un control riguroso de su
alimentación, basada en una dieta libre de gluten (LDG) de por vida.
El amplio uso de cereales con
gluten en nuestra cultura, hace que el seguimiento de una dieta estricta sin
gluten sea todo un desafío para quienes reciben el diagnóstico. Una dieta que parece
sencilla de mantener, en la práctica representa un reto tanto para los
pacientes que deben realizarla, como para los nutricionistas y médicos que
deben colaborar y orientar en su cumplimiento, debido a una gran cantidad de
situaciones que favorecen el consumo involuntario de esta proteína.
Al ser una condición genética no
hay cura a través de tratamientos farmacológicos. Los síntomas clásicos así
como el daño progresivo a otros órganos pueden aparecer nuevamente cuando el individuo vuelve a
consumir gluten, incluso de manera involuntaria y en cantidades muy pequeñas.
De las innumerables referencias
que describen los beneficios de la dieta LDG en pacientes celíacos, destaca la
de Holms y sus colaboradores (1989) titulada “10 años después”. Estos autores
revisaron un total de 210 pacientes diagnosticados en un período de 10 años y
demostraron que aquellos que no seguían la dieta LDG presentaban una mayor incidencia
de cualquier tipo de enfermedades asociadas a la EC.
Cuando se manifiesta una
enfermedad autoinmune como la Celiaquía, aumenta la probabilidad de padecer
otras como Diabetes tipo 1, Lupus, Dermatitis Herpetiforme, Artritis Reumatoidea,
Síndrome de Crohn, Colitis ulcerosa, Enfermedades hepáticas y pancreáticas,
Hipotiroidismo autoinmune, entre otras.
En 2003 la Universidad de Chile
realizó un estudio que demostró que aquellos pacientes que mantuvieron la dieta
LDG de manera estricta tenían sólo 2,3% de probabilidad de desarrollar otra
enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1, pero cuando transgredían la
dieta, esta probabilidad se elevaba a casi 25%.
De igual forma, demostraron que
aquellos pacientes que se iniciaron de manera temprana en la dieta LDG tenían
menos probabilidad de manifestar las enfermedades asociadas, en comparación con
aquellos que adoptaron la dieta de forma tardía, dejando claro que el
diagnóstico precoz es clave para garantizar la calidad de vida del celíaco a lo
largo de los años.
La celiaquía es la condición genética
más frecuente (1:100 personas) pero en la que menos se piensa. El diagnóstico
precoz puede significar una vida plena para quienes tengan la predisposición genética,
lo que se traduce en un ahorro significativo en gastos médicos para la familia.
El diagnóstico temprano es una necesidad,
no es moda ni un lujo, la salud es un derecho universal y garantizarlo es tarea
de todos. Habla con tu médico si en tu familia existen otras enfermedades
autoinmunes, eso podría acelerar el diagnóstico y marcar la diferencia. Hasta
la próxima!
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