Lonchera segura: Intercambiando las meriendas

Suena el timbre… y la algarabía está a la orden de día… los amigos se sientan en grupos abren sus loncheras y comienza una de los momentos de mayor impacto sobre el desarrollo de las destrezas sociales de nuestro pequeños en edad escolar: La merienda.

De acuerdo con los especialistas, las habilidades sociales son esas destrezas requeridas para ejecutar de manera competente una tarea de índole interpersonal. Implica, un conjunto de comportamientos adquiridos y aprendidos y no un rasgo de la personalidad. 


El colegio, resulta ser el lugar más adecuado para estimular esas habilidades sociales y por ello debemos potenciarlas al máximo!

Hasta aquí todo parece funcionar muy bien… pero ¿qué sucede cuando durante ese intercambio, tu hijo termina comiendo algunos alimentos poco saludables (chucherías les decimos en Venezuela) o alimentos que por razones de salud no debe comer?

Sucede y con más frecuencia de la que nos gustaría… muchos terminan preguntando al llegar a casa: ¿por qué no me coloca esas “comidas ricas” que llevan los demás en su lonchera? Haciendo referencia a caramelos y otras golosinas que quisiéramos erradicar del planeta pero que están allí, tentando de manera incesante y por todos los medios posibles.

Inculcar hábitos saludables de alimentación es una tarea diaria, sin prisa pero sin pausa, que parte de una premisa básica: Predicar con el ejemplo. Si es cotidiano para el niño ver y hablar de vegetales y frutas, para él será “normal” llevarlos en la lonchera y comérselos. Evite insistir en que coma algo que usted jamás se comería, sea congruente, será bueno para usted y para todos en casa.

Así como la mamá de un niño celíaco debe enseñarle desde muy temprano cuáles alimentos contienen gluten para que aprenda a evitarlos cuando se los ofrezcan, de esa misma forma, podemos enseñar desde muy pequeños las ventajas de comer una fruta versus comerse una bolsa de caramelos. Jamás debemos subestimar la capacidad de compresión de nuestros pequeños, con un lenguaje sencillo, con amor y paciencia ellos van aprendiendo y posteriormente lo pondrán en práctica.

Fuente:"Mi Lonchera"  www.icharacter.org
Los accidentes van a ocurrir… un malestar después de comer algo indebido les permitirá aprender con la “experiencia”. Si su hijo se manifiesta irritable después del colegio, converse con él y averigüe qué comió. Muchas de esas conductas están asociadas con una ingesta importante de azúcares, aproveche ese momento para explicarle que cuando se come en exceso, en especial dulces y golosinas, su cuerpo se cansa más rápido y le impide hacer todo lo que le gustaría. Poco a poco van comprendiendo la diferencia entre lo que se debe comer y lo que no, así como también cuánto se puede comer de cada alimento.

Está comprobado científicamente la predilección del ser humano por lo dulce, así que en las primeras de cambio los chicos van a preferir una chupeta cuando se la presenten, lo curioso es que en ese preciso instante el niño va a desarrollar una memoria gustativa que si se refuerza de la forma adecuada, quedará para toda la vida.

Aunque es preciso establecer límites, evite las posturas radicales que generalmente tienen un efecto negativo durante el aprendizaje. Ofrezca frutas y alterne con golosinas explicando en cada momento los efectos positivos y negativos que estos pueden generar en su cuerpo. Si no lo puede comer, muéstreselos y expliquele lo que pasaría en su cuerpo si llegase a comerlos.

Converse con la maestra, sea proactivo y estimule la adopción de hábitos saludables a través de la lonchera con los otros padres. Si todos llevaran frutas, no estaríamos conversando de este tema ¿no es así?. Hágalo con mucho respeto hacia el otro, recuerde que comemos tal y como aprendimos de nuestros padres así que no todos piensan igual que usted. Evite posturas radicales, pueden resultar ofensivas para algunos.


Iniciativas como el “Día de paradas a las frituras”, el “Día de las frutas” o el “Día de los vegetales” pueden ser muy útiles para contribuir con el aprendizaje de grandes y chicos en el entorno escolar. No espere al Día de la alimentación, organícelo semanalmente, así en poco tiempo se hará un hábito y no tendremos que lidiar con loncheras tóxicas. Converse con los responsables de la cantina escolar, involúcrese en la construcción de menus más amigables con la salud de sus hijos. Tome el control y evite que otros saboteen lo que con tanto empeño usted intenta enseñar desde casa. Hasta la próxima!

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