En medio de las tentaciones de
la calle y el colegio, la tarea de inculcar hábitos de alimentación saludables
a los niños es cada vez más compleja. Mientras permanecen en el seno del hogar,
podemos controlar lo que comen, pero toda vez que son escolarizados y comienzan
a compartir con el entorno es casi imposible mantenerlos al margen de esos
“pecados alimentarios”.
He conocido muchas anécdotas de
familias con niños que comen “de todo” y cuando llegan al colegio, comienzan a
restringir sus alternativas a la expresión más simple del menú. Dejan de comer
las frutas y vegetales que llevan en la Lonchera y a cambio, prefieren los
tequeños y pastelitos que venden
en la cantina. Le resulta familiar?
A continuación comparto 5 idea
que pueden despertar en sus hijos el criterio para escoger mejor sus alimentos:
1. Predique
con el ejemplo: si usted come sano, su hijo comerá sano y a pesar de las
“tentaciones” su instinto lo llevará a escoger alimentos saludables aún cuando
usted no esté. Comparta en familia y llene sus platos con los colores de frutas
y vegetales. En este sentido, lo invito a limitar las salidas a estos famosos
lugares de “comida rápida” y evite utilizarlas como “premio” por logros
alcanzados.
2. Converse
con sus hijos del valor de una alimentación saludable: Mientras comparte la
comida, converse con sus hijos acerca de los beneficios de cada uno de los
alimentos, no tiene que se un experto. Las proteínas ayudan a desarrollar los
músculos, los carbohidratos dan energía, las frutas tienen vitaminas y los
vegetales aportan fibra.
3. Hágalo
atractivo: Un plato colorido y bien presentado es mucho más agradable y
apetecible. Si lo hace divertido, haciendo figuras con los alimentos, serán aún
mas apreciados por sus pequeños.
4. Permítales
ser parte de la acción: Con las debidas precauciones, deja que los peques
participen en algunas labores en la cocina. Amasar puede ser una buena forma de
permitirles participar y será muy divertido para ellos.
5. Respete su apetito: Si tu hijo no quiere comer, no lo obligues a terminarse el plato y
tampoco lo obligues a comer algo que manifieste que no le gusta. Cuando esta
conducta se repite, los chicos asocian la comida con tensión y frustración y entrará en un círculo vicioso
del cual le costará mucho salir. Cuando tenga hambre, comerá.
Esto no es una receta mágica e
infalible, a algunos le funciona y a otros no, más considero importante compartir
con los chicos para que vayan formando su propio criterio, guiados por quien más
les quiere…usted! Hasta la próxima!!