Alimentando lo femenino

Estamos acostumbrados a mantener un estilo de alimentación basado en la cultura y la tradición culinaria de nuestras familias. Aprendimos a comer a partir de lo que comían nuestros padres y ellos de lo que comieron nuestros abuelos, y lo cierto es que prestamos poca atención a las necesidades de nuestro cuerpo, en la medida que vamos creciendo.

La globalización y los nuevos estilos de vida nos han llevado por caminos poco amigables con nuestro organismo y hoy vemos con gran tristeza cómo los países latinoamericanos encabezan las listas mundiales de sobrepeso, obesidad y todas las patologías asociadas con hábitos poco saludables de alimentación.

A diferencia de los caballeros, cuyos requerimientos nutricionales varían muy poco a lo largo de su vida, la alimentación femenina necesita adecuarse a los momentos especiales en los que su organismo soporta importantes cambios hormonales, metabólicos y fisiológicos: la adolescencia, la menstruación, el embarazo, la lactancia, la práctica deportiva y la menopausia por nombrar los más emblemáticos.

Desde el nacimiento y hasta aproximadamente los 8 años, niños y niñas experimentan cambios similares durante su crecimiento, por lo que su alimentación durante ese período requiere pocos ajustes en función del sexo.

Las niñas llegan antes que los niños a la pubertad, eso ocurre entre los 8 y los 13 años de edad y experimentan cambios realmente importantes a nivel fisiológico, signados por los maravillosos cambios hormonales que más adelante le permitirá ejercer una de las labores más hermosas de nuestra naturaleza: la maternidad. Durante este período el requerimiento calórico de las niñas puede incrementarse de forma importante por lo que hay que prestar atención, acompañarlas y enseñarlas a elegir los alimentos más convenientes en virtud de su requerimiento de calorías. En esta etapa es de suma importancia valorar el modelaje, pues si la niña constantemente observa a su madre (modelo primario, seguida por hermanas mayores, abuelas y tías) está “preocupada” u “obsesionada” con su peso, ella también tendrá las mismas angustias.

Durante la adolescencia, las jovencitas experimentan una especie de pausa en su crecimiento. Las hormonas están en todo su esplendor y los cambios de humor están a la orden del día. Estos mismos cambios hormonales hacen que aumente la producción de grasa en la piel, por lo que es más fácil que los poros se tapen y los granos aparezcan, entonces vale la pena ajustar el plan de alimentación para combatir esta situación, que es completamente normal en todas las chicas en etapas previas al desarrollo. Son muchos los mitos que existen alrededor de este tema, como por ejemplo la creencia de que el chocolate, los embutidos, la mantequilla o la mayonesa provocan la aparición de granos. Lo cierto es que no existe ningún estudio que demuestre claramente que el consumo de determinados alimentos sea la causa directa del acné. Así que en lugar de “prohibir” simplemente enséñala a elegir los alimentos de forma balanceada.

Durante la menstruación, las mujeres experimentamos toda clase de síntomas y ya que ocurre puntualmente todos los meses, no vale la pena crear el hábito de prepararnos para su llegada? El famoso síndrome premenstrual (SPM) es el conjunto de síntomas que experimentan las  mujeres durante los días previos y se deben a la respuesta anormal del organismo ante los cambios hormonales, específicamente, del estrógenos y la  progesterona.

En cada uno de los ciclos menstruales, la cantidad de estrógenos en el cuerpo de una mujer suben y bajan. Los estrógenos son los responsables de el engrosamiento de las paredes del útero como anticipo al embarazo, causando la inflamación, los calambres y el dolor. Para prevenir los síntomas del SPM se recomienda evitar los alimentos procesados que contienen cantidades significativas de sodio y aumentan la retención de líquidos. Asimismo, es importante comer balanceado, aumentar la ingesta de fibra y reducir las grasas, pues según algunos estudios, una dieta baja en grasa y alta en fibra puede disminuir la producción de estrógenos y aliviar los síntomas del SPM.  A medida que los beneficios se hacen notar la mayoría de mujeres encuentran los cambios en la dieta tan gratificantes que deciden aplicarlo durante todo el mes!

Especial atención requiere la alimentación durante el embarazo y la lactancia materna, pues son muchos los mitos alrededor de estas etapas y la mayoría termina haciendo dietas hipocalóricas, aburridas y monótonas que terminan agotando la paciencia. En líneas generales, es importante atender el peso inicial y durante el primer trimestre de embarazo mantener una alimentación lo más equilibrada posible. Algunas mujeres padecen los síntomas asociados a los cambios hormonales y apenas si logran ingerir algún bocado. Es un mito que hay que comer “por dos” lo verdadero es que hay que comer para los dos, garantizando suficientes calorías para el desarrollo del bebé sin someter a la madre a casi la inanición. Ya que no hay evidencias claras de la transferencia de alergias, evitar los alergenos durante el embarazo se está convirtiendo más en mito que en realidad.

Lo ideal es que cada una pueda conocer lo que su cuerpo necesita y atenderlo como se merece!

El embarazo y la lactancia materna son una excelente etapa para ajustar la alimentación de la mujer, si a consecuencia de su estilo de vida, mantuvo por años unos hábitos poco saludables. Es una etapa propicia para aprender el valor de los alimentos, pues a partir de este momento la madre se convierte en la tutora alimentaria de ese bebé.

Finalmente, las mujeres en edad madura experimentan una serie de síntomas asociados a los cambios hormonales durante el climaterio y la menopausia y con la controversia asociada con la suplementación hormonal, los alimentos ricos en fitoestrógenos cobran un especial protagonismo. Durante este período, muchas mujeres manifiestan dificultades para mantener un peso saludable e incluso un incremento entre 2 y 5 kilos y esto básicamente se debe a los cambios en la producción de estrógenos y una redistribución de la masa grasa. La recomendación en este período es aumentar la ingesta de vegetales, limitar los carbohidratos simples contenidos en las harinas refinadas y azúcares.

Durante el climaterio se recomienda aumentar el consumo de alimentos ricos en calcio, pero de fuentes vegetales y no de fuentes animales (lácteos). Prestar atención al tamaño de las porciones y respetar los horarios de comida. Una correcta hidratación también ayuda así como la realización de una actividad física.


Es un largo camino esto que llaman vida…y si lo transitas en el cuerpo de una mujer te invito a honrarlo y respetarlo. 

Hasta la próxima!!

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