Cuando se está sujeto a algún
tipo de régimen especial de alimentación –sin gluten, sin lácteos, sin huevo,
sin cereales, sin frutos secos etc, las salidas a comer en casa de un familiar
o en un restaurante se restringen a su mínima expresión y en la mayoría de los
casos sucede por una sencilla razón: No estamos preparados para manejar las
necesidades de este tipo de comensal.
Es legítimo que usted y su
familia quiera salir de la rutina de las comidas en casa, a todos nos pasa. Si
este es su caso, es preciso que usted comprenda que a la mayoría le resulta
atípico la manera en la que usted o su familia come, por lo cual le recomiendo una
buena dosis de paciencia y comprensión.
Poco a poco vamos a conseguir
que muchos lugares que preparan alimentos se formen de manera apropiada para
ofrecerle a usted y a su familia un menú apto para su condición, esto requiere
tiempo y voluntad así que manos a la obra!
1. Elija un lugar pequeño: Un
restaurante pequeño generalmente tiene más posibilidades de “ajustar” un
servicio a pedido del cliente. Pida hablar con el chef y aproveche para
sensibilizarlo con el tema. Poco a poco se van haciendo más conocidas, pero aún
tenemos un largo camino por recorrer en este sentido.
2. Evite las horas “pico”: Cuando
la cocina está a todo tren, es más complicado para el cocinero complacer sus
solicitudes comparado con esos momentos de menor afluencia y demanda. Por otra
parte, a mayor volumen de comensales, mayor es la probabilidad de confundirse de plato y le traigan uno con
el ingrediente “prohibido”.
3. Ensaye su “argumento”: Que no lo
tome por sorpresa, ensaye un diálogo corto y sencillo para explicar por qué
debemos eliminar “tal o cual” ingrediente de la receta. Tenga algunos ejemplos
a mano como las alergias a los mariscos (que la mayoría conoce) así puede
ayudarlo a comprender su situación. Mantenga una conversación amena sin
términos científicos que puedan desconcertar a la persona que lo atiende.
4. Mantenga la calma: Es posible
que algunos se desconcierten ante su pedido y quieran persuadirlo a pedir otro
plato o incluso a retirarse del lugar. Ensaye sus mejores técnicas de
negociación y busque alternativas. Si no es posible ordenar algo para usted o
su familia, agradezca el gesto y retírese del lugar. Lamentablemente no siempre
tenemos suerte y debemos probar en otro sitio.
5. Solicite algo “posible”: Puede
pedir una pizza sin queso o una ensalada sin aderezo, incluso puede pedir que no le coloque los
crotones, pero no espere que el postre sea sin gluten o que la salsa bechamel
sea sin leche y sin trigo a menos que el menú lo diga de antemano. En otros
países esto ya está siendo una realidad, pero en Venezuela nos queda un largo
camino por recorrer.
Tenga en cuenta que la contaminación
cruzada no es un término “familiar” para el cocinero a menos que se refiera a
la transferencia de bacterias de un alimento a otro. Si estás aun muy sensible
a la ingesta de los alimentos prohibidos, es preferible que lleves tu
#koikolonchera y cuando te pregunten, puedes explicarles cuanto necesitamos
espacios para compartir de forma segura cuando se está sujeto a un régimen especial de alimentación.
Tenemos una tarea pendiente con nuestros amigos y familiares. Cuando nos convertimos en consumidores exigentes y hacemos sonar nuestra voz de una forma respetuosa, encontramos resonancia en muchas personas, con esa buena energía lograremos que muy pronto comiencen a surgir espacios para compartir de forma segura. Recientemente tuve la oportunidad de participar en un maravilloso proyecto en el que por primera vez podrás disfrutar junto a tus amistades, de algunas alternativas sin gluten, sin lácteos, sin huevo (algunos platos) se llama Menos Gluten y está ubicado en el CC Plaza Las Américas en Caracas. Es un lugar pequeño pero con mucha calidad humana pues sabemos que alternativas así hacen falta a lo largo del país. Espero que muy pronto podamos contar con otros espacios como este y poder decir "vamos a tomar un café" en un espacio libre de lácteos pero con mucho sabor.
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