Mis hijos no paran de comer... durante la cuarentena

Ya no es una novedad que el tema que inspire estas lineas esté relacionado con la pandemia y cómo la permanencia en casa ha impactado en nuestras vidas. En este sentido, hoy quiero abordar un tema que se ha revisado exhaustivamente entre los adultos, pero tímidamente entre los niños y niñas: Comer por aburrimiento y/o estrés, lo que en ciencia llamamos alimentación emocional.


De acuerdo con la Dra. Julie Lumeng profesora de pediatría de la Universidad de Michigan y que estudia el comportamiento alimentario de los niños "La alimentación emocional en la infancia parece deberse al entorno, al modelado de los padres” En pocas palabras, volvemos al rol modelador de los padres y de los adultos influenciadores en casa.

Veamos un poco más de cerca lo que ha ocurrido con las rutinas de los chicos en casa los últimos meses: 

  1. Las rutinas como ir al colegio y a las actividades extracurriculares se vieron interrumpidas abruptamente.
  2. Los alimentos que de manera cotidiana están presentes en casa pudieron variar, en atención a los nuevos patrones de compra o a las posibilidades económicas actuales del núcleo familiar.
  3. La presencia de los padres y los adultos influenciadores durante todo el día y los cambios en sus rutinas (pe. Teletrabajo o quedarse sin empleo)
  4. La imposibilidad de visitar a los abuelos o a los familiares que no viven en casa. 


Quizás hayas experimentado otros cambios, pues con honestidad cada familia esta transitando esta experiencia lo mejor que puede, con las herramientas y posibilidades que tiene a su alcance. No hay reglas, ni instrucciones, es una situación inédita y como tal, se construye un día por vez. 

Lo cierto es que el común denominador de estos cambios es que los niños y las niñas son criaturas de rutinas (y vaya que nos esforzamos por mantenerlas) y estos cambios son detonadores de situaciones estresantes para ellos. 

¿Qué podemos hacer para acompañarlos durante este proceso?

Si cree que tu hijo o hija está comiendo en exceso por razones emocionales, lo primero que te invito a explorar es si tú has estado experimentando ganas de comer por causas emocionales

Aunque no lo creas, tu hijos e hijas son capaces de identificar estos patrones rápidamente, y los repetirán aún cuando no se sientan estresados en ese momento, es su manera de aprender a temprana edad. 

Esto, se puede convertir en un problema si luego de la conducta compulsiva, hay reclamo o discusiones en torno a este comportamiento. Créame que eso si generará una sensación de estrés y culpa, que sin lugar a dudas estimulará el comportamiento de comer compasivamente.

De igual manera, es clave abrir espacios de conversación donde les ayudemos a comprender lo que esta pasando (en palabras sencillas y adaptadas a su capacidad de comprensión) sin subestimar su capacidad para darse cuenta de lo que ocurre a su alrededor, ayudarles a gestionar sus miedos y frustración sin minimizarlos o anularlos, pues durante la infancia y en especial antes de los 9 años, la capacidad para autoregularse esta en proceso de construcción.

Eso significa, por supuesto, ayudar a los niños a hacer lo que muchos de nosotros tenemos problemas para hacer por nuestra cuenta: la autogestión emocional

Ajuste y preparare nuevas rutinas, con comidas y meriendas a horas especificas, pero con la suficiente liviandad para ajustarlas si el momento lo amerita. Programe una o dos meriendas al día, dependiendo de la edad de sus hijos y adaptadas a sus nuevas rutinas académicas desde casa. 

El aburrimiento puede ser un factor importante. Pero como todos sabemos, el remedio para el aburrimiento es la actividad, la estructura, el compromiso, y esta es una demanda difícil de imponer a los padres que ya están bajo mucho estrés. 

En el caso de los adolescentes, es importante dosificar el grado de “control” que se impone a sus hábitos de alimentación, ellos son especialmente frágiles en su relación con la comida, mas aún sin en casa se ha reforzado por años. Para algunos adolescentes que están preocupados por aumentar de peso porque están en casa mirando los mensajes en redes sociales que constantemente abordan este tema (sin filtro) o porque el mensaje en casa perpetúa el paradigma centrado en el peso y ante la dificultad de poder realizar un nivel normal de actividad y están rodeados de comida, restringir su alimentación puede ser el detonante de trastornos en la conducta alimentaria (TCA). 

Para cualquier persona ya están navegando los embates de un TCA, estos tiempos de confinamiento están siendo muy retadores.

De hecho, esta convivencia con sus hijos adolescentes puede ser una oportunidad para mirar sus hábitos de alimentación, ya sea comer en secreto en la habitación, comer mucho menos de lo esperado por sus padres, respuestas obsesivas con lo que se consume y cómo se preparan los alimentos e incluso si esta evitando las comidas o pasando mucho tiempo en el baño después de comer.

Al mismo tiempo, estar en casa en ese entorno donde hay comida disponible todo el tiempo puede ser muy difícil de manejar para las personas que se han esforzado por seguir planes de alimentación ajustados a necesidades específicas.

Tenga en cuenta que ante la respuesta de estrés, sólo la autogestión emocional pueden mantenernos a flote. Practiquemos la gentileza comenzando por nosotros mismos y no tratemos de explicarlo todo. Si un día le provoca salir de la rutina, hágalo! el arte de vivir en incertidumbre, es saber fluir con las circunstancia con amor y amabilidad y esto comienza por nuestras propias necesidades. Aplique la premisa de los vuelos comerciales: Atiéndase usted primero, antes de intentar atender a otros. si usted esta bien, sus hijos estarán bien. Si usted puede gestionar su relación con la comida ante situaciones emocionalmente demandantes, su hijos tendrán al mejor maestro en casa!

Si quieres explorar un espacio de acompañamiento para diseñar un plan que te ayude a gestionar tu hambre emocional, no dudes en escribirme a hola@cocinasegura.com 

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