Si en esos momentos de estrés y
ansiedad lo único que puede calmar tu angustia es un gran pedazo de chocolate,
una torta o una bola de helado, eres parte de los millones de comedores
emocionales que existen en el mundo.
En un estudio publicado por Lukas
Van Oudenhove en el Journal of Clinical Investigation, quedó demostrado que ciertos alimentos (ricos en ácidos
grasos) reducían la actividad en partes del cerebro relacionadas con el
sentimiento de aflicción, a través de un mecanismo no identificado, pero que
dejaba una clara relación entre el estómago y el cerebro. Es decir, estos
alimentos nos ayudarían a sentirnos “menos tristes”
Según otro grupo de
especialistas, este mecanismo entre el cerebro y el estómago ayudó a los seres
humanos a sobrevivir cuando la comida era escasa. Sin embargo, en un entorno
donde hay alimentos disponibles en casi cualquier lugar, este mecanismo podría estar
conduciendo a problemas de obesidad y desórdenes alimentarios.
Seamos sinceros, con o sin
investigación, todos sabemos que hay alimentos que nos reconfortan…y sabemos
claramente que un palito de célery pareciera no entrar en la lista no es así?
Cuando estamos tristes e incluso
estresados, nuestro cerebro debe utilizar mayor cantidad de un neurotransmisor
llamado Serotonina –el mensajero alegre- que nos ayuda a mantener la calma y a
controlar la ira, cuando se agota sentimos tristeza, ansiedad y ganas de comer,
no necesariamente hambre… en ese momento un dulcito nos da una sensación de
placer indescriptible, así que caemos en el círculo vicioso de comer “dulces” u
cualquier carbohidrato simple, cuando estamos tristes o cuando estamos
ansiosos.
Lamentablemente esta “alegría”
es momentánea, pues al poco tiempo te sientes decaído y hasta culpable, por la
cantidad de alimentos que ingeriste.
Lo que sucede con ese “dulcito”
es que estimula la producción de insulina, permitiendo el paso a un aminoácido
llamado Triptófano –precursor de la serotonina- para que produzca más de éste “mensajero
alegre” y en instantes estamos contentos. Increíble no es así? El Triptófano es un aminoácido esencial, lo que significa que el
cuerpo no lo puede producir y se debe obtener a través de la alimentación.
Entonces, si lo que necesitamos
es Triptófano para sentirnos mejor,
¿dónde encontramos este aminoácido?
En las
proteínas!!! Carnes rojas y blancas, lácteos, huevos y también en las nueces.
Así que la próxima vez que tengas esa sensación de ansiedad y angustia, en
lugar de un helado o una galleta, puedes comer un yogurt o unos cuadritos de
jamón de pavo.
La famosa Serotonina también es
responsable de regular nuestro apetito, definido como las ganas de ingerir
alimentos. El apetito a diferencia del hambre, no surge como una necesidad a
cubrir, sino como una remembranza de emociones y sensaciones que evoca nuestra
memoria gustativa. Cuando está baja el apetito se dispara y tenemos “ganas” de
comer algo, pero no porque sea la hora de comer o porque tengamos hambre.
Así que mantener nuestro niveles
de Serotonina estables nos ayudará a mantener esos antojos controlados y a sentirnos más
relajados. Hasta la próxima!!
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