Cuando lo saludable se hace una obsesión

Después del atracón, viene la restricción.. pero ¿qué pasa cuando se transgrede la delgada línea entre atención y obsesión? Cada 30 de Noviembre se conmemora el Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) cuya intención es dar visibilidad a un problema que para muchos se está escapando de las manos por ausencia de información, especialmente de los primeros signos de alerta. 

Con toda certeza usted sabe algo acerca de la anorexia y la bulimia en lo que respecta a la alimentación desordenada, pero recientemente se ha definido un nuevo trastorno de la conducta alimentaria: la ortorexia nerviosa.
La ortorexia, aunque aún no se ha reconocido como un trastorno alimentario oficial por la Asociación Americana de Psicología, ha sido definida como “una obsesión maníaca por los alimentos saludables” y está siendo “diagnosticada” extraoficialmente a tasas crecientes, posiblemente coincidiendo con las crecientes tasas de cultura de culto al cuerpo y a lo saludable.
Ortorexia (orthos: apropiado, orexia: apetito) en general tiene menos que ver con la cantidad y más que ver con la calidad de los alimentos. Esto es, a diferencia de otros trastornos alimentarios como la anorexia y la bulimia una insatisfacción emocional, y el pensamiento constante y obsesivo acerca de los alimentos.
El comportamiento comienza con un impacto positivo en su vida, pero la dieta finalmente se convierte en la parte más importante de las actividades de un ortoréxico y poco a poco va perdiendo su capacidad para tomar decisiones apropiadas perdiendo el equilibrio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la ortorexia afecta, hoy en día, al 28%de la población de los países occidentales, principalmente a adolescentes y a mujeres.
La Dra. Angela Guarda, directora del Programa de Trastornos Alimentarios del Hospital Johns Hopkins, dice: “Hace veinte años, muchos de los pacientes que veía con anorexia eran vegetarianos. Ahora, también hablan de comer exclusivamente alimentos orgánicos o decir que son intolerantes a la lactosa o alérgicos al gluten, cuando sus análisis de sangre muestran que no lo son”. Estas explicaciones son formas convenientes para ocultar su miedo a comer ciertos alimentos, especialmente aquellos que son altos en calorías o que no son “limpios”.
Seguramente usted conoce al menos a una persona que, en un esfuerzo por estar sano, ha adoptado una dieta especializada, sustituye algunas comidas por merengadas o jugos Detox, come con muchas restricciones y constantemente le recuerda lo bueno y lo malo de lo que come.
Por otro lado, la industria de alimentos ha aprendido muy bien la lección y hoy en día los pasillos de los supermercado están llenos de productos sin gluten, orgánicos, libres de lácteos, etc.  En Estados Unidos las ventas de productos libres de gluten aumentaron un 63% de 2012 a 2014, a pesar de la enfermedad celíaca (intolerancia al gluten) que afecta sólo alrededor del 1% de la población.
En los países de nuestra región abundan los bodegones “saludables” o “fitness” con cualquier cantidad de productos “libres de” que pocas veces se desarrollan pensando en quien vive con una hipersensibilidad alimentaria (6% de la población aproximadamente) sino en este pujante segmento de la población que adicionalmente tiene un elevado poder adquisitivo y puede honrar los costos de producción artesanal.
En nuestra actual cultura obsesiva con los alimentos, la alimentación saludable puede adquirir una cualidad similar al fervor religioso, en el que ciertos alimentos son pecaminosos y comer de cierta manera rígida es piadoso y recompensado, dice Sondra Kronberg, terapeuta nutricional y vocera de la Asociación Americana de Trastornos de la Alimentación.
La gente comienza a restringir ciertos grupos de alimentos con las mejores intenciones. Primero vegetariano. Luego vegano. Entonces crudo, entonces se quedan sin cosas para comer.
Aunque proporcionar un “diagnóstico” para la ortorexia puede ser un área difícil de evaluar, especialmente si la persona luce saludable y se siente bien, hace deportes y lleva una vida aparentemente sana, los criterios propuestos de diagnóstico incluyen algunas de las siguientes preguntas:
1.¿Miras con preocupación a otros que no comen tan saludable como tú?
  1. ¿Pasa más de tres horas al día pensando en alimentos saludables?
3. ¿La dieta hace que sea difícil para usted comer en cualquier lugar, distanciándose de su familia y amigos?


Según los profesionales, si usted responde “sí” a dos o más de estas preguntas, es importante que evalúe si su atención al cuido está trasgrediendo los límites, interfiriendo potencialmente con sus actividades cotidianas, la vida en el hogar y la calidad de vida.
Ser saludable es una actitud que brinda enormes beneficios, siempre que se maneje con gentileza y balance. 
A continuación, comparto con usted 5 maneras de mantener el equilibro con sus elecciones a la hora de comer:
  1. Evite eliminar grupos completos de alimentos y / o macronutrientes durante períodos de tiempo prolongados.
  2. Acepte las salidas con amigos y evite quedarse en casa debido a su dieta.
  3. Tenga una línea de tiempo y un plan detallado de cómo y cuándo implementará su plan de alimentación.
  4. Recuerde que una lechuga no le hará más saludable y una hamburguesa no le hará perder el control de su salud, equilibre sus opciones.
  5. Si las alternativas de la calle no funcionan con su plan de alimentación, consulte la posibilidad de hacer pequeños ajustes y evite saltarse la comida.
Si su dieta ya no mejora su vida y está causando ansiedad, entonces por favor no dude en buscar ayuda profesional para ayudarle a volver a un estilo de vida saludable y equilibrada.

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