Dedicado a Marcos Torres y a todos mis amigos recién
diagnosticados
Luego de asimilar la realidad
del diagnóstico de celiaquía o de alergia al gluten, muchos entran en un limbo
gastronómico pues con tantas restricciones parece no quedar mucho para comer.
Parte realidad, parte ficción,
muchos piensan que adoptar un régimen libre de gluten es una tragedia griega y
nada más alejado de la realidad. Es cierto, comer en la calle en familia es
realmente complicado, no lo niego, en parte pues no hay opciones “libres de
gluten” en el mercado. Sin embargo, en casa las opciones abren un abanico muy
interesante de alternativas.
Quinoa: Es un semicereal que
actualmente es fácil de conseguir y que puede funcionar muy bien como
acompañante de las proteínas. Tiene un bajo índice glicérico y se prepara
exactamente igual que el arroz.
Granos: Ésta es mi opción
favorita, son una excelente fuente de proteínas y se pueden comer en diferentes
formas. Fríos o calientes, como plato principal o como acompañante los granos
pueden ser protagonistas en una cocina libre de gluten.
Amaranto: Es una planta
milenaria que utilizaban los aztecas en sus rituales sagrados. Al ser prohibida
por los colonizadores prácticamente se borró del mapa culinario, sin embargo,
muchos están rescatando sus bondades nutricionales. El uso más frecuente es en
forma de harina, sin embargo, hay documentos que reportan uso de éste cereal
inflado, o preparado como igual que el arroz.
Si quieres conocer un poco más
de éstos ingredientes, quedo a su disposición para responder sus dudas.
No hay comentarios
Publicar un comentario
Tu participación nos permite mejorar los contenidos que publicamos, gracias por compartir tus comentarios con nosotros.