Para los de mi generación, el
asunto de los jabones para el aseo personal fue por años cuestión de una barra
de color y aroma suave en una cajita en la ducha o a un lado del lavamanos. Desde hace tiempo, las estrategias de mercadeo nos han
puesto a dudar de su eficiencia y el jabón líquido parece estar ganando cada
vez más adeptos.
En esta publicación espero develar algunos “cuentos urbanos” y
poner en la palestra hechos confirmados en el laboratorio para que puedan
elegir entre jabón líquido o la clásica barra.
En CocinaSegura nos estamos
preparando para el Día Mundial del Lavado de manos, es por ello que he decidido
compartir desde ahora algunas publicaciones relacionadas con este tema.
Organizaciones como La Asociación Público-Privada Global para lavado de manos con
jabón (PPPHW) se ocupan de concebir nuevas maneras para incentivar el lavado de
manos con agua y jabón como la estrategia más costo-eficiente para la prevención
de enfermedades y desde aquí haremos lo posible para que con información que
educa para la salud, usted pueda tomar las mejores decisiones.
Ahora bien, considerando que el
uso del jabón ya ha sido reconocido por su eficacia en la remoción de la
suciedad y por ende en la remoción de microorganismos, muchos se podrían
preguntar ¿Cuál elegir? O incluso ahondar más en el asunto y tratar de explorar
¿Cuál es el más eficiente?
Para el año 1988 se publicó un
estudio en el que los investigadores inocularon barras de jabón con 70 veces
más bacterias de las que se encuentran de manera rutinaria en las barras de
jabón usadas. Seguidamente dieciséis personas se lavaron las manos con estas
barras “contaminadas” y los resultados arrojaron niveles no detectables de las
bacterias en sus manos. Este estudio es uno de los más reseñados a lo largo de
la literatura, sin embargo, hay que tener en cuenta que el estudio fue
financiado por una conocida marca de jabones (jabones Dial, UK) por lo que
decidí indagar un poco más.
Así me topé con un estudio
publicado en 2006 donde los investigadores recolectaron barras de jabón
“usadas” de 18 clínicas dentales diferentes. De las 32 muestras obtenidas, 100%
resultó cultivo positivo de microorganismos de 8 géneros diferentes entre los
que se encontraron gram positivas, gram negativos, aerobios, anaerobios y
hongos, con una media entre 2 a 5 géneros por barra y la parte que captó por
completo mi atención fue que la cantidad de microorganismos aumentó
sustancialmente en la medida en la que el jabón había sido utilizado en mayor
número de ocasiones.
Con esto en mente y atendiendo las
recomendaciones de las principales organizaciones que trabajan para la salud a
nivel mundial, hay que lavarse las manos con agua y jabón. En ese sentido,
recomiendo que el jabón sea de uso personal y como adicional, manténgalo en un
reservorio que le permita drenar el líquido, pues a la mayoría de los
microorganismos le gustan los ambientes húmedos.
Así, entran en juego los jabones
en su versión líquida, acompañada de dispensadores que minimizan el “riesgo” de
contaminación…. O al menos eso pensé hasta que encontré un estudio publicado en
2011 en el que los autores concluyeron que los dispensadores de jabón
recargables son propensos a la contaminación bacteriana.
Estudios recientes realizados en
Estados Unidos demuestran que el 25% de los dispensadores recargables de jabón líquido
de los baños públicos estaban contaminados en exceso y con bacterias patógenas
oportunistas como K.
pneumoniae y S. marcescens por
lo que el riesgo para la salud pública asociados con el uso de dispensadores recargables
contaminados en entornos públicos no está claro.
En una escuela primaria se
encontró que todos (14/14) los
dispensadores de jabón recargables que se utilizaban en los baños resultaron
estar contaminados con una variedad de especies Gram-negativas de los géneros Citrobacter, Providencia, Pseudomonas,
Serratia. Después del estudio, todos los dispensadores contaminados fueron
reemplazados con sistemas sellados. Después de 1 año de la instalación, todo el
jabón dispensado desde los dispensadores sellados se confirmó libre de
contaminación.
El propósito del lavado de manos es eliminar la
suciedad y reducir el nivel de microorganismos potencialmente patógenos. Este estudio
demostró (cuantitativamente) que lavarse las manos con jabón líquido
contaminado en realidad aumenta el número de bacterias (Gram-negativas) en las
manos, poniendo en riesgo su salud, por lo que si usted tiene un dispensador de
estos en casa o en su oficina, le recomiendo limpiarlo antes de hacer la
recarga, dejándolo secar completamente al aire libre por algunas horas o usar
vapor de agua para garantizar su desinfección.
En el entorno alimentario, preferimos utilizar dispensadores con pedal o con sensores para evitar que los manipuladores de alimentos entren el contacto con las partes móviles de los dispositivos y puedan contaminarlas, creando un circulo vicioso entre el equipo de trabajo. En el entorno de la medicina, odontología y en otras áreas de la salud, este es el mecanismo recomendado, no obstante, esta revisión nos aproxima a una realidad, no debemos dejar todo por sentado, es imperativo establecer mecanismos de monitoreo que nos permitan minimizar los riesgos. Hasta la próxima!!
En el entorno alimentario, preferimos utilizar dispensadores con pedal o con sensores para evitar que los manipuladores de alimentos entren el contacto con las partes móviles de los dispositivos y puedan contaminarlas, creando un circulo vicioso entre el equipo de trabajo. En el entorno de la medicina, odontología y en otras áreas de la salud, este es el mecanismo recomendado, no obstante, esta revisión nos aproxima a una realidad, no debemos dejar todo por sentado, es imperativo establecer mecanismos de monitoreo que nos permitan minimizar los riesgos. Hasta la próxima!!
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