Relación con la comida y lactancia materna

Nuestra relación con la comida comienza a construirse desde el nacimiento, específicamente cuando buscamos el pecho de mamá para garantizar nuestra supervivencia (este es un momento hermoso que podemos presenciar si el parto es respetado y el bebé se pone sobre el pecho de  mamá inmediatamente después del nacimiento). Es por ello que en los entornos psicoemocionales, la relación con la comida está íntimamente relacionada con la figura materna. En este articulo, haré referencia a las evidencias que refuerzan este vínculo y su impacto en la construcción de la relación con la comida que se manifiesta en la edad adulta.


Ya en el artículo “Los primeros sabores” les comente acerca de las evidencias científicas existentes en torno a como la memoria gustativa del bebé comienza a desarrollarse en vida intrauterina, a través de lo que come mamá. si no lo has leído, puedes verlo aqui.


Con esto en mente, queda claro que la madre, representa la primera y más importante fuente de nutrición física y psicológica a la que tenemos acceso en nuestra vida, aún si se recibió leche materna (o no).


Para el contexto que haré referencia en este articulo, es mas importante la forma en la que se compartio el alimento que el alimento en si mismo. Yo soy participe de que cuando mamá esta muy estresada o desbordada en sus responsabilidades, otro adulto cuidador se encargue de alimentar al bebe. Si esto no es posible (los escenarios son diversos ) entonces procurar que en la mayoría de los casos, mamá pueda estar tranquila y lo menos estresada posible a la hora de dar de comer.


Asimismo, en aquellos casos donde la madre biológica no está en capacidad de alimentar a su bebé, el vínculo con el adulto cuidador (papá, abuelos, enfermera, nana, trabajadora social) impacta de igual manera en el desarrollo de esa relación con la comida  en los años por venir.


De acuerdo con John Bowlby, psicoanalista inglés, destacado por su interés en el desarrollo infantil y sus pioneros trabajos sobre la teoría del apego, una madre ansiosa frente a sus propios hábitos alimentarios (activos o no durante el período del embarazo y los primeros años de crianza) e insatisfecha con su corporalidad, puede interferir seriamente la alimentación de sus hijos, generando alteraciones en la interacción madre-hijo que, en presencia de otros factores de vulnerabilidad, podrán contribuir a la aparición de alteraciones de la alimentación en el niño que más adelante se conviertan en un trastorno del comportamiento alimentario en la adolescencia y marcar la tendencia en la edad adulta.


Asi, el estado emocional de la persona que alimenta es determinante para que el/la bebé aprenda relacionarse con la comida, con sus señales internas de hambre y saciedad, como relacionarse con el placer y como autorregularse. Cuando este proceso se hace de manera respetuosa, lo que ocurre es que ese bebé aprende que sus necesidades son importante, que merecen ser atendidas y luego de adulto, pueda autogestionarlas de la misma manera. 


Recuerda que nuestra naturaleza es ser comedor(a) intuitivo(a), sin embargo lo que ocurre en los primeros meses y años de vida, puede afianzar este mecanismo o ajustarlo para garantizar la supervivencia.


De igual manera, un bebé alimentado de manera respetuosa aprende a conectar el momento de comer con el placer y el disfrute y con ello desarrolla recursos para autorregularse, al aprender que la sensación (desagradable o incómoda) de hambre es pasajera y puede hacerse cargo de ella, aprendiendo que es posible pasar de estados emocionales desagradables a  agradables, lo que se conoce actualmente como inteligencia emocional. 


Asimismo, se desarrolla la plenitud física y emocional, pues si recibe la calidad y la cantidad de alimento que se necesita y en el momento que lo necesita, más adelante no necesitará llenar ese vacío con agentes externos (más comida, relaciones y/o sustancias adictivas, etc) Una buena experiencia de lactancia materna conectará al bebe con la mentalidad en la que la comida y el amor estan disponibles y es merecedor(a) de ambos. 

 

La madre también cumple un papel de espejo para el niño. Se trata de la función de soporte que el yo de la madre aporta al yo del niño. Para muchas madres no es fácil desempeñar este papel; entonces, la madre refleja su propio estado de ánimo y la rigidez de sus propias defensas, e incluso, no responde a lo que el bebé le está pidiendo.


Por lo tanto, se atrofia la propia capacidad creativa del niño, que no tiene ningún reflejo de sí mismo, haciendo imposible el comienzo de un intercambio con el mundo exterior. Cuando esto ocurre, hay una tendencia en la edad adulta a no poder manejar sus propios mecanismos de autocuidado e incluso manifestaciones de sobre-exigencia al no sentirse suficientes. 


Tristemente, cuando las demandas del bebé no son (o no pueden ser) cubiertas y este patrón se repite a lo largo de los años, lo que ocurre es una desconexión de sus propias necesidades, para evitar el rechazo o el conflicto y estos tienden a convertirse en adultos incapaces de reconocer su sensaciones corporales (hambre y saciedad) y requieren agentes externos (horarios, plato vacío, etc) para gestionar su relación con la comida.


En los casos más extremos, aprenden a rechazar la comida como mecanismo de defensa pues se aprendió a asociar el momento de comer con algo peligroso y/o doloroso.


¿Qué podemos hacer para aligerar esta carga?


Si eres mamá y estás amamantando a tu bebé te invito a mirar cómo es tu relación con la comida en este momento. Al darte cuenta de cómo es (sin juzgarla) tienes la posibilidad de ajustarla para que favorezca el vínculo con tu bebe y acompañarle en un desarrollo sano con su comida. Procura encontrar un espacio tranquilo en el que puedas estar presente al 100% con tu bebé. Pídele a tu familia que respeten la intimidad del momento y disfrútala! Si sientes que esto te sobrepasa, pide ayuda! no necesitas saberlo todo y pedir ayuda a una consejera de lactancia materna está bien.


Si tus hijos (as) ya están grandes y no están recibiendo lactancia materna, procura nutrir tu relación con ellos (as) por ejemplo, compartiendo más momentos de calidad, sin críticas, sin juicios, conectando con el disfrute y el placer de estar juntes.

Si ya eres un adulto y sientes que tienes una relación disfuncional con la comida, lo primero que necesitas hacer es aceptar lo que ya es y reconocer que como adulto, tienes la capacidad de sanarla en el primer momento que decidas hacerlo. Si sientes que no puede hacerlo solo(a) pide ayuda! pedir ayuda esta bien y creeme, por experiencia en las sesiones de Food Coaching, este camino se hace mas amable en compañia!


A propósito de este articulo, desde 1990 la primera semana de agosto ha sido elegida para  conmemorar la Semana Mundial de la Lactancia Materna, una campaña coordinada por la Alianza Mundial para la Acción de Lactancia Materna (WABA, por sus siglas en inglés) para crear conciencia y estimular la acción sobre temas relacionados con la lactancia materna.


“Apoyar la lactancia materna para un planeta más saludable" ha sido seleccionado como el tema de este año para la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2020. El tema se centra en el impacto de la alimentación infantil en el medio ambiente/cambio climático y el imperativo de proteger, promover y apoyar la lactancia materna para salud del planeta y su gente.


Si necesitas acompañamiento para transformar y sanar tu relación con la comida, agendemos una sesión de Food Coaching a través de mi correo hola@cocinasegura.com


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