Cada 19 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Donación de Leche Materna, una iniciativa del programa Iberoamericano de Bancos de Leche Humana (IBERBLH) conjuntamente con la organización Panamericana de la Salud, el Ministerio de Salud de Brasil y la fundación Oswaldo Cruz. Todos ellos pusieron en marcha una campaña de movilización para la creación de esta fecha con el fin de relevar la importancia del acto de donar leche humana para salvar diariamente la vida de millares de bebés prematuros, alérgicos, intervenidos quirúrgicamente o niños cuyas madres están inhabilitadas para amamantar.
Los bancos de leche
materna son instituciones sanitarias donde se recolecta, analiza, almacena,
conserva y suministra la leche de madres donantes y se ofrece a bebés que la
necesitan y no pueden obtenerla de sus propias mamás. Hoy en el día Mundial de
la Donación de leche materna comparto con ustedes algunos aspectos relevantes
para develar el mito y salvar vidas.
Desde mucho antes de la era Cristiana, los bebes de la
realeza eran alimentados por nodrizas, mujeres lactantes que eran contratadas
para alimentar a esos bebés recién nacidos y hasta principios del siglo XX esta
práctica se extendió alrededor del mundo con muchísimo respeto. En la era
faraónica, los hijos del emperador eran alimentados por nodrizas, y eran ellas tan
valoradas, que sus hijos eran considerados “hermanos de leche” de los herederos
del Faraón. Moisés fue alimentado
por una nodriza contratada por su madre adoptiva, luego de rescatarlo como
relata la Biblia (que en realidad era su madre biológica) y el Libertador Simón
Bolívar fue alimentado por la insigne Negra Hipólita hasta los dos años, pues
los problemas de salud de su madre biológica impidieron hacerlo por si misma, y
era la costumbre por aquellos tiempos en las familias más acaudaladas.
Con el paso del tiempo, la contratación de nodrizas se hizo
insuficiente para atender situaciones complejas como niños prematuros que
gracias a la tecnología, podían mantenerse con vida. Así, nace el primer banco
de leche humana, en Viena en el año 1900. A esta iniciativa le siguieron en
nuestro continente Boston (1910), Buenos
Aires (1921)
y Río de Janeiro (1943).
En Venezuela, los Bancos de
Leche Humana y los Lactarios Institucionales tienen su inicio en la década de
los ochenta. El Hospital Universitario de Caracas es el primer y único establecimiento
de salud en la capital que cuenta con un Banco de Leche Humana en la
actualidad. Los restantes se encuentran en los estados Monagas, Bolívar, Sucre
y Apure.
Estos bancos fueron
creados para ayudar a bebés de diferentes edades y condiciones, que
de otra manera no habrían podido sobrevivir, considerando que la leche materna
es el alimento más completo que podrían recibir. La leche almacenada
se suministra en primera instancia a bebés prematuros o sometidos a
intervenciones quirúrgicas, pero también a: alérgicos, huérfanos, aquellos cuyas
madres no producen leche o a los que presentan enfermedades infecciosas
crónicas, deficiencias inmunitarias o circunstancias especiales.
El crecimiento de
estos bancos y de los lactarios (centros que sólo reciben y refrigeran la
leche, pero no pasteurizan ni analizan) fue acelerado en las primeras décadas
del siglo XX, sin embargo, este crecimiento tuvo un punto de inflexión
importante hacia finales de los setenta y principio de los ochenta, cuando
prácticamente fueron cerrados en su totalidad por el riesgo a contraer el épico
virus del VIH y otras enfermedades altamente contagiosas. Fue así como las
fórmulas infantiles (creadas en 1900) ganaron terreno, alcanzando cumbre en la
década de los 90, cuando prácticamente se les consideraba mejor alimento que la
propia leche materna. Las estrategias de mercadeo tuvieron un impacto
devastador desde mi óptica personal. Yo soy de esa generación que fue
alimentada con fórmula, pues a mi mamá le explicó su pediatra que eso era mejor
que su propia leche.
Para beneplácito de quienes
promovemos la lactancia materna, el siglo XXI dio apertura a una nueva era, la
era de las nodrizas modernas!
Estas nodrizas del
siglo XXI como las llaman en algunas publicaciones, son muy distintas a las que
citan en las referencias bibliográficas que relatan la historia antigua, estas
nuevas nodrizas no ofrecen sus servicios para alimentar a otros bebes, sino que
acuden de manera voluntaria a los renacidos bancos de leche de su localidad
para donar su leche y beneficiar a otros que la necesitan. Es una nueva etapa
colaborativa como si viviéramos en una verdadera “comunidad” en la que a base
de las evidencias científicas, comenzaron a reconocer al mejor alimento del
mundo: La leche materna exclusiva hasta los seis meses y como complemento hasta
los dos años.
¿Se imagina usted un acto de
amor más desinteresado que donar tu leche a otro bebé? Incluso sin conocerlo?
Esto realmente me conmueve y me lleva a pensar, cuantas vidas podríamos salvar
si esta práctica estuviese más extendida en nuestro país…
No puedo dejar de
pensar en las madres que desde hace años, gastan una fortuna en fórmula
infantil para sus hijos, pues aún persiste esa errónea creencia que la leche
materna los “deja con hambre” o que simplemente “no los alimenta”. En mi
publicación Amamantar cuando se tiene hambre detallo este argumento y reflexiono sobre la
necesidad más campañas educativas que promuevan la lactancia materna, más aún
en tiempo de crisis como los que vivimos actualmente.
Si esas jovencitas
supieran lo afortunados que serían sus hijos al recibir de sus mamas este
elixir de vida, estoy segura que ningún tecnicismo las haría desistir… el
trabajo que tenemos por delante es arduo… la batalla es asimétrica pues ya no
se considera un acto de amor, sino un acto inmoral, alimentar a tu hijo en la
vía pública, o publicar una foto de una mama en las redes sociales, sin ser
víctima de una censura absurda.
Si tan sólo supieran
(y creyeran) en los beneficios de la lactancia materna exclusiva, al menos
durante los primeros seis meses… si tan solo recibieran apoyo de su núcleo
familiar, porque tenga en cuenta que esa mujer que ahora está alimentando con
su pecho a ese bebé, está levantando sin duda alguna el futuro de nuestra
nación. Si tan sólo tuvieras espacios diseñados para amamantar en la calle, en
las oficinas, en las instituciones públicas. Si tan sólo entendiéramos que
ayudar a esa mamá hoy, es una inversión para el futuro… si tan sólo tuviéramos
la voluntad, todos, no unos pocos que de cara a la masa lucen como de otro
planeta.
Estamos en la era de
aprovechar el legado de nuestros antepasado… algunos han decidido comer sin
carne, otros comer al estilo del hombre del “paleo”, otros dedican horas a la
meditación o al menos algunos minutos a practicar eso que llaman mindfulness. Aplaudimos iniciativas ecológicas
pues sabemos que no lo hemos hecho tan bien con la naturaleza y retomamos
prácticas ancestrales con cierto toque de modernidad, pues recibimos el
llamado, nos dimos cuenta y queremos hacerlo diferente, con más amabilidad y
con la sabiduría que recae sobre nuestros hombros, de generaciones que nos han
precedido y que gentilmente han documentados errores y aciertos, para que
podamos aprender de estos y hacer una mejor ciudad, un mejor país y un mejor
planeta.
Si eres mamá y estás
alimentando a tu bebé con leche materna, te invito a ubicar el banco
de leche más cercano a tu domicilio y donar cuanto puedas, pues ten la certeza
que cada gota hará la diferencia.
Si estas leyendo este articulo en tiempos de COVID-19 ten en cuenta que hasta ahora no hay evidencia de contagio a través de la LM por lo tanto, no es necesario suspenderla, a menos que la madres este imposibilitada para hacerlo.
Si estas leyendo este articulo en tiempos de COVID-19 ten en cuenta que hasta ahora no hay evidencia de contagio a través de la LM por lo tanto, no es necesario suspenderla, a menos que la madres este imposibilitada para hacerlo.
Sé que no todas las
ciudades de tu país cuentan con un banco de leche, pero puedes activar el
movimiento en la maternidad o centro asistencial de la localidad. Estoy segura
que lxs activistas y las madres, en alianza con los especialistas de la salud
pueden hacer la diferencia. En momentos de crisis tan agudas como la que
estamos experimentando, toda acción cuenta y puede hacer la diferencia.
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