Mi semana #Glutenfree


Ya casi termina el mes de Mayo, y con el cerramos las celebraciones del mes de la Celiaquía en todo el mundo.


En Venezuela tuvimos muchas ocasiones de encuentro, comenzando el 5 de mayo en la Plaza Los Palos Grandes, donde más de 1000 personas escucharon a Mayra Poleo (Fundación Celíaca de Venezuela) hablar de la condición, con el objeto de informar a los que se dieron cita ese día en el marco de la Expogastronomía, acerca de los síntomas de la condición y la importancia de un diagnóstico temprano.

Por diversos programas de radio y TV, muchos tuvieron la oportunidad de conocer acerca de esa condición que para muchos está “de moda” pero que en realidad no es así, ya que desde que el hombre come trigo, ha existido como tal.

Más allá del diagnóstico, es importante saber que la condición celíaca no tiene cura y la única forma de minimizar los síntomas es realizar de por vida una dieta de exclusión de gluten. Algunos también deben excluir los lácteos, sin embargo, el común denominador de estas personas es lo complicado de cumplir la dieta, en especial si debe comer fuera de casa.

Para experimentar a grosso modo lo que significa excluir el gluten de la dieta diaria, me propuse hacer una semana #glutenfree y a continuación les comentaré algunas de mis vivencias.


Desde el primer día supe que el asunto no sería fácil, en especial porque no estoy todo el día en un solo lugar. Quedó claro desde ese momento que tenía que desayunar en casa pues en la calle sería pocas las alternativas. Frutas con yogurt fue mi primera opción, no obstante dependiendo de la hora en la que comiera, tenía que hacer merienda, o sino llegaría mal al almuerzo, así que para cumplir con mi régimen de 5 comidas, decidí comprar mis primeras galletas #glutenfree, que acompañadas con una taza de café con leche fueron mi salvación.

Para almorzar, decidí comer pollo a la plancha con un poco de sal y pimienta, es increíble como muchos “condimientos” pueden contener gluten así que no los usé. Para acompañar preparé arroz blanco, nada de pan o galletas para acompañar finalmente, hice una ensalada con aderezo hecho en casa, pues muchos de los que se consiguen en el supermercado tienen gluten “oculto” en forma de espesante o conservante, así que opté por aceite de oliva con un toque de sal y pimienta negra.

Para la tarde, decidí comer nuevamente una fruta y finalmente para la cena un arepa con queso blanco pasteurizado y jamón de pavo. De este último, me confié del fabricante que decía que su producto era libre de gluten, sin embargo, con la buena fe no basta y se que no todas las marcas son #glutenfree.

 
Como pueden leer, este fue mi primer día y con tan sólo tener que revisar todas las etiquetas de lo que me comí, quedé agotada!!!

El día 2 desperté con mucho apetito y al revisar mi alacena pude constatar que además de arepa, todo lo que allí tenía para desayunar era a base de trigo, así que me tocó ponerme creativa. Desayuné huevos revueltos con jamón, así que quedé bien satisfecha!!! Me llevé una fruta para merendar a media mañana. Para almorzar, opté por comer granos y para la merienda vespertina me comí un yogurt. La cena nuevamente me incomodó, pues suelo comer algo gluten así que opté por comer rollitos de jamón, queso y vegetales como si fuese un wrap, pero sin la tortilla pues descubrí que no todas son de maíz y las que tenía en casa eran de trigo L

Para el día 3 me di cuenta que no tenía mucho más para innovar, podía hacer cachapas, pero me tomaría bastante tiempo (que no tenía) y las mezclas comerciales dicen “puede contener gluten” así que no eran opción para mi. Lo admito, ya para este día estaba cansada así que quería algo rápido así que repetí las frutas con yogurt. Para la merienda, comí algunos frutos secos. Para el almuerzo, preparé un bisteck de res con vegetales saltealdos en aceite de oliva. La merienda, fueron galletas #glutenfree con café y para la cena preparé una crema de calabacín.

El día 4 fue una locura, tuve que salir muy temprano y no pude preparar un buen desayuno. Esto alteró el resto de mi día pues no conseguí nada en la calle que no levantara sospechas: Las arepas y empanadas tenia un poquito de trigo para que quedaran “doraditas” así que quedaron descartadas, no podía pasar por la panadería pues allí todo es Glutenrich. Por no desayunar bien el día se me desbalanceó, todo me provocaba y el riesgo de comer en la calle era muy alto. Terminé comiendo una ensalada con pollo, algunos vegetales mas y como el aderezo que me ofrecieron no supieron decirme si tenia o no gluten, tuve que prescindir de el. Para la cena, cené consomé de pollo (sin fideos) pues mi estomago estaba algo sensible.

El 5to y último día decidí reivindicarme, así que me levanté tempranito y me preparé una arepa (atenta que algunas marcas comerciales pueden tener gluten) y metí en mi lonchera frutas para merendar. Para almorzar, conseguí unos fideos “chinos” a base de arroz y les agregué una rica salsa de tomate hecha en casa pues la comercial “puede contener gluten” como conservante. De merienda, repetí los frutos secos, me provocaba una granola, pero todas tenían avena y esta contiene gluten. Para algunos celíacos la avena en cantidades pequeñas puede ser consumida, pero como quise ser estricta,  la descarté. Para la cena, opté por repetir los rollitos de jamón y una infusión de flor de jamaica.

Terminé agotada, así que mis respetos a todas las familias que deben hacer estos los 365 días del año!!! Pues al reflexionar acerca de estos días de estar mucho mas atenta a los que comía, me dí cuenta que sin lonchera, llevar este régimen especial sería prácticamente imposible ya que comer en la calle no es una opción válida para los celíacos.
 

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