¿Pueden los alimentos sustituir a las medicinas?

Las investigaciones a lo largo de los años han dejado claro que los hábitos alimentarios influyen en el riesgo/prevención frente a ciertas enfermedad, otros ofrecen fuertes cualidades medicinales y protectoras. sin embargo, La dieta sola no puede, ni debe reemplazar a la medicina en todas las circunstancias. 



“Que la comida sea tu alimento y el alimento, tu medicina” 

Una frase célebre, cuya autoría se le concede a Hipócrates de Cos, el padre de la medicina y que pretendo explorar con detenimiento en este artículo, pues si bien es cierto que lo que eliges comer tiene profundos efectos en tu salud, no necesariamente implica que curará una enfermedad.


Aunque muchas enfermedades se pueden prevenir, tratar o incluso curar con cambios en la alimentación  y el estilo de vida, muchas otras no. 

Una alimentación basada en alimentos con alto contenido de azúcares, comida rápida y harinas refinadas son los principales contribuyentes a afecciones crónicas como enfermedades cardiometabólicas y diabetes. Estos alimentos procesados entorpecen el crecimiento y desarrollo de las bacterias intestinales y promueven condiciones como la resistencia a la insulina, la inflamación crónica y el riesgo general de sufrir síndrome metabólico. 

Por otro lado, la investigación indica que una alimentación basada en abundantes vegetales y bajos en productos procesados fortalecen la salud. Por ejemplo, la dieta mediterránea, que es rica en grasas poliinsatiradas, cereales integrales y vegetales, está relacionada con un menor riesgo de enfermedades cardíacas, afecciones neurodegenerativas, diabetes, ciertos tipos de cáncer. 

Asimismo, sabemos que una alimentación rica en vegetales están involucradas en la reducción de enfermedad coronaria, mientras que aquellas en las que se balancea la relación y el tipo de carbohidratos, pueden ayudar a eliminar la diabetes tipo 2 en algunas personas. De hecho, algunos ajustes al plan de alimentación pueden revertir ciertas condiciones.

Lamentablemente, aspectos como la genética y la epigenética, el estrés, la contaminación, la edad, las infecciones, los riesgos laborales y algunos hábitos poco saludables como la falta de ejercicio, el tabaquismo y el consumo de alcohol, también tienen un efecto sobre tu salud.

Los alimentos no deben usarse como sustitutos de medicamentos.

Aunque cambiar a un patrón de alimentación más saludable puede prevenir enfermedades, es fundamental comprender que los alimentos no pueden ni deben reemplazar a los medicamentos de prescripción.

La medicina fue desarrollada para salvar vidas y tratar enfermedades. Como la curación no depende únicamente de la dieta o el estilo de vida, optar por renunciar a un tratamiento médico potencialmente vital para centrarse solo en la dieta puede ser peligroso o incluso mortal.

Si bien es cierto que la evidencia científica muestra que los alimentos pueden ayudar a diversas condiciones de salud, las afirmaciones anecdóticas de curar o tratar enfermedades a través de dietas extremas, suplementos u otros métodos a menudo son falsas.

Por ejemplo, las dietas publicitadas para curar el cáncer u otras afecciones graves generalmente no están respaldadas por investigaciones y, a menudo son costosas para ser manejadas por el paciente y la familia, lo que genera una preocupación adicional a un entorno bastante precario.

Evitar los tratamientos convencionales como la quimioterapia por dietas alternativas no comprobadas puede empeorar enfermedades o provocar la muerte. Mi recomendación es mantener un dialogo abierto con su médico tratante que les permita explorar el mejor escenario según sea el caso.

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