Comer con atención plena, un bocado a la vez

Por años hemos desaprendido a comer de manera intuitiva, la práctica de la alimentación consciente nos devuelve la capacidad de estar encargados de nuestro cuerpo y su relación con los alimentos, dejando atrás practicas poco saludables que nos envuelven en una espiral de autómatas.

Este año celebramos el Mindful Eating Day el jueves 26 de enero. Mindful Eating podría traducirse como el  Alimentación Consciente o alimentación con mente plena y su celebración es una iniciativa creada por el equipo de The Center of Mindful Eating  (TCME) una organización no gubernamental con sede en los Estados Unidos, cuya  misión es ayudar a las personas a lograr una relación equilibrada, respetuosa, sana y alegre con la comida y la alimentación.


No obstante, comer con atención plena es una práctica que se puede utilizar todos los días para aprender más acerca de nuestras acciones, pensamientos, sentimientos y motivaciones para cultivar la salud y la satisfacción. Cuando practicamos la alimentación consciente, no sólo hacemos referencia de lo que hacemos cuando ponemos la comida en la boca, sino que también se trata de aprender cómo estar en contacto con nuestra sabiduría interna, es una práctica asertiva de cómo nos acercamos a la comida, a nuestros cuerpos y a toda nuestra vida.

Iniciarnos en la práctica de comer de manera consciente y alejarnos de la mentalidad de “la dieta” es revelador en muchos sentidos, especialmente en nuestra sociedad, donde el ritmo acelerado puede ser bastante desafiante para vivir un día a la vez. Es imprescindible hacer un cambio en la manera cómo necesitamos la aceptación y la aprobación externa, en temas como qué, cuándo y cuánto comer y ajustarnos a la orientación de la señales internas como sensación de saciedad durante la comida.

“La actitud con la que se lleva a cabo la práctica de prestar atención es crucial” Jhonn Kavat-Zinn

Una magnifica definición de mindfulness, compartida por Scott Bishop, dice lo siguiente: "Mindfulness ha sido descrito como una especie de practica en la que no hay mayor actitud elaborada, no hay juicios y las acciones están fundamentadas y centradas en vivir la experiencia del momento presente y donde cada pensamiento, sentimiento o sensación que surge en el campo de la atención es reconocido y aceptado tal cual es.

La práctica de la atención plena nos invita a volver a lo básico, a mantener las cosas lo más sencillas posible, pero centrando la atención en vivir la experiencia al máximo.

Con honestidad, mantenerlo simple ha sido el mayor aprendizaje que he adquirido con la práctica de la alimentación con atención plena… eso no quiere decir que no disfrute de la buena mesa, al contrario, al prestar más atención a los pequeños detalles, puedo “limpiar” mi apreciación y valorar los pequeños detalles que esconden los platos: una presentación impecable, sabores exquisitos en pequeñas dosis, sensaciones que había olvidado al masticar, entre otros.

¿Quiere probar una comida a la manera consciente? Lo invito a leer las siguientes instrucciones y a ponerlas en práctica la próxima vez que tenga ocasión de comer:

Antes de comer, haga contacto con su cuerpo y su respiración. Para ello, tome tres respiraciones profundas, al tomar consciencia de su respiración usted estará haciendo contacto con el momento presente, con su cuerpo y con las sensaciones que le aborden en ese momento. Permita que con cada exhalación, su cuerpo se relaje y su mente se enfoque en lo que está por comenzar, eso agudizará sus sentidos!

Seguidamente, haga una exploración de su sensación de hambre. Explore las sensaciones que está experimentando en ese instante previo a la comida en su estómago, notando sus cualidades agradables y desagradables, sin juicio, sólo identifíquelas. Explore las sensaciones en la boca, ¿hay más salivación? ¿Cómo le hace sentir eso?

Si aún no ha elegido lo que va a comer, consulte con su cuerpo y con su mente ¿qué le gustaría comer en ese momento? Revise con atención, qué tipo de alimentos podrían saciar su necesidad en ese momento y qué le resultaría más grato comer en ese instante. Una vez que tenga su comida delante de usted, tómese un tiempo para evaluarla. ¿Cómo se ve? ¿Cuál es el color y la forma? ¿De dónde vino? ¿Cuán nutritivo crees que es? ¿A qué huele? Haga reconocimiento del valor que tienen esos alimentos para su salud y bienestar.

Cuando comience a comer evalúe si puede tomarse suficiente tiempo para hacerlo o si tiene algún tipo de presión por terminar. Aún con el tiempo limitado, lo invito a  masticar un bocado a la vez… en las primeras de cambio, puede que necesite colocar el cubierto en la mesa cada vez. Si nota que su mente comienza a distraerse con la aparición de pensamientos, déjelos ir y venir… la mente suele “rumear” cuando estamos concentrados en una sola actividad, ¿le ha pasado antes? Mantenga una actitud amable, y regrese a las sensaciones involucradas en comer y degustar cada vez que sea necesario.

Mientras come, observe si está disfrutando de la comida o no. Concéntrese en las sensaciones de sabor: dulce, salado, amargo, picante. Continúe evaluando el sabor a lo del proceso de masticación. Si nota que no lo está disfrutando, ¿puede dejar de comer? Si lo está disfrutando, tome consciencia del placer que le brinda la experiencia.

Durante la comida, observe cómo su nivel de hambre se mueve hacia sentirse satisfecho. A mi me ha funcionado parar y chequear mis sensaciones a mitad de camino, es decir, cuando voy como a la mitad de la comida. Si aún tiene hambre, continúe comiendo. Pero si nota una sensación de satisfacción, deténgase. Observe si es difícil parar en este punto y pregúntese ¿por qué?. Dese permiso para detenerse, incluso si hay algo de comida en el plato. Recuerde que puede volver a comer después si tiene hambre.

El plato vacío ha sido por décadas, la referencia para “parar” de comer, dejando en el olvido, la capacidad innata de autorregulación frente a la comida.


En las primeras experiencias puede que encuentre algo difícil detenerse al momento de sentir saciedad, lo que queda en el plato puede sugerir que puede (o debe) comer un poco más. Sea paciente, si luego de unos minutos se siente demasiado lleno, celebre que está comenzando a transitar el camino consciente y esta apagando el piloto automático. La próxima comida, será un magnífico momento para volver a practicar.

Publicado por primera vez en: Revista Bienmesabe

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