A partir de 1985, la
Organización de las Naciones Unidas adoptó una serie de directrices propuestas
por la ONG Consumers International y declararon el Día Mundial de los
Derechos de los Consumidores para promover los derechos básicos de los
consumidores en todo el mundo. Cada 15 de marzo, el movimiento global de
consumidores se une en torno a un tema común, este año la campaña está dirigida
a exigir el derecho a una alimentación saludable.
De acuerdo con el informe generado
por Consumers Iternational (CI), la salud del mundo enfrenta una grave crisis.
La mala alimentación contribuye a más de 11 millones de decesos anuales y
constituye hoy en día el principal factor de riesgo de muerte en el mundo. Las
enfermedades y la discapacidad prematuras empobrecen a las familias, perjudican
su productividad y arruinan los sistemas de salud.
Las enfermedades asociadas a la
alimentación, como por ejemplo el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y
la diabetes, están aumentando con mayor rapidez en las economías en
desarrollo y sólo en 2013 tuvieron como resultado más de ocho millones de
personas muertas antes de cumplir los sesenta años en los países de ingresos
bajos y medios.
Necesitamos una transformación
global de la manera en que se alimentan las personas. Todos los consumidores
necesitan tener derecho no sólo a la alimentación, sino que a una
alimentación saludable.
CI está exigiendo la
realización de un Convenio global para proteger y promover la alimentación
saludable. Esto implica la firma de un acuerdo o tratado legal por parte de los
Estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con su firma,
cada país se comprometería en un marco de políticas que definirían,
promoverían y protegerían las dietas y los alimentos saludables. Estas
medidas podrían incluir:
1. Marketing
responsable de los alimentos
2. Normas
alimentarias y nutricionales
3. Etiquetado
nutricional
4. Reformulación
de los alimentos procesados para reducir sus contenidos de grasas, azúcar y
sal
5. Uso de
impuestos, subsidios o controles de la planificación para respaldar el consumo
de alimentos saludables.
Lamentablemente, ningún país ha
logrado resultados significativos luego de sus iniciativas, por lo que queda
claro que las acciones deben ser aún más contundentes y por sobre todo,
medibles en el tiempo.
Se trata de promover una cultura
que pueda mantenerse en el tiempo, pues desde mi perspectiva, lo que veo son
“modas” que van y vienen pero que no se arraigan en el grueso de la población,
pues lamentablemente no se ajustan a la realidad.
Es muy triste tener que
reconocer que en gran parte de nuestros países los alimentos hipercalóricos a
base de grasas y azúcares, son mucho más económicos que aquellos que aportan
más nutrientes y calorías de mejor calidad. Una botella de gaseosa puede
resultar más económica que el agua y en muchas de las zonas populares,
nisiquiera hay acceso a fuentes de buena calidad del vital líquido.
Los niños y adolescentes son los
más vulnerables, están expuestos de manera directa al mercadeo de productos con
calorías huecas incluso en sus recintos escolares y sin la supervisión adecuada
su ingesta es desmedida, casi hasta dentro de la “normalidad”.
En muchas de mis visitas a los
recintos educativos veo las opciones disponibles en el menú de las cantinas
escolares. Grasas saturadas, harinas refinadas y dulces son las opciones
“tradicionales” y es muy poco lo que los adultos influenciadores están haciendo
para cambiarlo. La importancia del impacto de la promoción en las dietas de
los niños ha sido reconocida por la Asamblea Mundial de la Salud, y durante el
2010 la OMS produjo un Conjunto de recomendaciones que instaba a los estados
miembros a abordar la exposición y el poder de la promoción de alimentos
dirigidos a los niños.
Los padres, representantes y en
general toda la comunidad educativa tienen parte de la solución en sus manos! Tengan
en cuenta que la calidad de los alimentos que se ofrecen en las escuelas puede
tener un impacto importante en la salud y el desarrollo de los niños así como
en su desempeño y comportamiento dentro del aula. Es cuestión de tener la
voluntad buscar a un especialista en nutrición que les apoye con el desarrollo
del menú y trabajar una alianza con los regentes de las cantinas y comedores
escolares para implementar un menú que mejore la alimentación de estos niños.
Este trabajo quedaría incompleto
sin el apoyo en el hogar, así que es imperativo que todos los cambios que se realicen
en el recinto escolar sean reforzados en casa y viceversa. Creo que ha llegado
la hora de romper paradigmas y salir de la zona de confort en la que estamos
viviendo en este momento. Hagan valer su derecho como consumidores responsables
y comiencen a exigir lo que ya es un derecho: Un menú saludable en la cantina
escolar. Cada acción cuenta!!
No hay comentarios
Publicar un comentario
Tu participación nos permite mejorar los contenidos que publicamos, gracias por compartir tus comentarios con nosotros.