Si el título de esta publicación
llamó su atención, seguramente tú o algún integrante en la familia esta
sujeto a un régimen especial de alimentación en el que debe excluir uno o más
ingredientes de su plan de alimentación diario.
Aceptar el diagnóstico es una
parte importante para garantizar el bienestar de los pacientes, sin embargo,
poner en marcha el tratamiento y mantenerlo, especialmente cuando es de por
vida, es otra cosa.
Cuando el simple acto de comer
se ve trastornado por una dieta de exclusión, el delicado equilibrio emocional puede
quedar seriamente comprometido. Este tema ha sido discutido por diversos
investigadores quienes han identificado que la ansiedad y la depresión pueden
ser potenciados por el incumplimiento de la dieta, generando un circulo vicioso
en estos pacientes.
De acuerdo con un estudio
conducido en Italia, la mayoría de los adolescentes (12 a 17 años) con celiaquía viven con especial dificultad el seguimiento obligatorio de una
dieta libre de gluten, presentando relaciones conflictivas en relación con la
comida, sentimientos de envidia hacia los compañeros sanos y falta de
independencia personal.
Podríamos creer que se trata de
un simple estallido de rebeldía típico de la edad. Sin embargo, un número
importante de investigaciones han documentado cuadros de ansiedad y depresión
en pacientes sujetos a régimen especial de alimentación, especialmente aquellos
que deben eliminar el gluten de manera permanente. Ya durante la década del 50,
se propuso el término de síndromepre-celíaco cuyos síntomas incluía: irritabilidad, indiferencia y conductas
inadecuadas que en muchos casos, con sólo eliminar el gluten de la dieta
respondían de forma espectacular.
Se cree que los problemas de malabsorción
típicos de las personas celíacas afectan negativamente su nutrición y la
capacidad para mantener los niveles de micronutrientes necesarios para el
correcto desarrollo neurológico. Así, muchas manifestaciones del los pacientes
celíacos se parecen a las de los pacientes con afectación del metabolismo de la
piridoxina (Vitamina B6).
En los últimos años se ha
enfatizado la importancia del déficit de la vitamina E en la aparición de
sintomatología neurológica. La vitamina E juega un papel importante como
antioxidante, depurando y previniendo la agresión de los radicales libres. A
partir de los años ochenta se reconoce su déficit como responsable de los
síntomas neurológicos acompañantes de síndromes de malabsorción, por lo
que no sólo los celíacos podrían manifestar esta situación, sino también los
sensibles al gluten no celíacos y todas las enteropatías gastrointestinales.
En otro estudio, se valoró si la
depresión y la ansiedad podrían estar relacionada con el cumplimiento de la
dieta libre de gluten tratando además de distinguir en ambos casos si se trata
de un rasgo o un estado, haciendo una comparación con un grupo control de
personas sanas, un grupo de pacientes celíacos y otro con enfermedad
inflamatoria intestinal (no celíacos). El síndrome depresivo resultó ser
estadísticamente significativo en los celíacos. La ansiedad como rasgo estaba
presente en los 3 grupos y como estado era evidente tanto en celiacos como en
pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal.
Luego de un año de dieta libre
de gluten se encontró que en pacientes con celiaquía la ansiedad está presente
predominantemente en su forma reactiva y que disminuye después de la dieta,
pero la depresión está presente en un alto porcentaje de EC sin que encuentre
mejoría tras la dieta. Los autores piensan que pueda ser debido a la
reducción de la calidad de vida que supone una dieta tan estricta, sin entrar
a valorar otros factores etiológicos, aconsejando en estos casos un apoyo
psicológico. En mi experiencia sugiero que este acompañamiento sea no sólo
para el paciente sino también para su familia, pues el apoyo del entorno
cercano es clave para mantener la dieta.
El tratamiento con dieta libre
en gluten no suele producir mejoría en la depresión a pesar de la
normalización de la atrofia de las vellosidades intestinales sin embargo, un
estudio publicado en 2004 concluyó que luego de un tratamiento de
suplementación con piridoxina (vitamina B6) por 3 años le permitió a un grupo
de personas diagnosticadas con celiaquía, mejorar de forma significativa la escala de depresión.
No le tengamos miedo al
acompañamiento terapéutico después del diagnóstico de celiaquia. Al saber que mucho de la irritabilidad
de nuestros familiares con trastornos intestinales se debe a su propia
condición, puede ayudarnos a manejarlo de una forma más gentil.
La dieta mejorará los síntomas gastrointestinales sin lugar a dudas, pero el amor y la solidaridad con el mantenimiento de la dieta pueden marcar la diferencia. Hasta la próxima!
La dieta mejorará los síntomas gastrointestinales sin lugar a dudas, pero el amor y la solidaridad con el mantenimiento de la dieta pueden marcar la diferencia. Hasta la próxima!
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