No laves el pollo



Advertencia: Romperemos paradigmas con esta publicación, más lo hacemos de la manera más responsable.

Hace un par de días, la prestigiosa cadena ABC de España compartió a través de su sitio web los resultados de un estudio conducido en el Reino Unido que comprueba que lavar el pollo aumenta el riesgo de intoxicación alimentaria.


En dicha investigación, la Food Standard Agency (FSA)  señaló que en el caso de los productos avícolas, el riesgo de extender la bacteria campylobacter en manos, superficies, ropa y equipamiento de cocina al salpicar el agua durante el lavado es un factor de alarma en los hogares de ese país.

Asimismo, el artículo reseña que la enfermedad causada por esta bacteria puede provocar vómitos y diarrea y en sus casos más graves, síndrome del intestino irritable, síndrome de Guillain-Barré, una grave enfermedad del sistema nervioso.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) Las bacterias Campylobacter son una de las principales causas de las enfermedades diarréicas de transmisión alimentaria del ser humano y las bacterias más comunes causantes de gastroenteritis en el mundo entero. En los países tanto desarrollados como en desarrollo provocan más casos de diarrea que la Salmonella transmitida por los alimentos.

Lo cierto es que estas investigaciones no son nuevas y tampoco son las únicas. Ya en el año 2000 la Universidad de Cambridge condujo varias investigaciones relacionadas con este tema y países como Suiza, Dinamarca y los Estados Unidos vienen estudiando este tema desde hace varios años llegando a la misma conclusión: el riesgo de contraer una ETA (Enfermedad Transmitida por Alimento) se incrementa varias veces si usted lava en pollo antes de cocinarlo.

Posiblemente en este momento vienen a su mente una cantidad de interrogantes acerca de este tema tan inquietante, pues lavar el pollo es una práctica heredada de generación en generación y pensar en abandonarla le generaría más angustia que paz.

Como especialista me siento en el deber de compartir esta información que ha sido debidamente documentada y argumentada por los expertos en el área.

Fuente: http://drexel.edu/dontwashyourchicken/
Ahora bien, imagine la escena una vez más: Usted coloca el pollo debajo del grifo de agua (generalmente en el friegaplatos) y lo deja allí por algunos minutos con la esperanza de remover la mayor parte de las bacterias.  Lo que no vemos, es la cantidad de agua que salpica el mesón, la ropa, sus manos y todos los implementos que están a su alrededor. Esas gotas de agua son el medio de transporte de millones de bacterias que luego se multiplican y son las responsables de los síntomas asociados con la intoxicación alimentaria.

De igual forma, ya ha sido comprobado que el uso de limón y/o vinagre tampoco es capaz de remover de manera eficiente las bacterias del pollo por lo que la única alternativa para garantizar la inocuidad es el tratamiento térmico que aplicamos durante la cocción.

La carne de pollo debe ser consumida si y sólo si, ha sido cocinada completamente a no menos de 60 grados Celcius consiguiendo que la carne luzca blanca y el jugo claro. De igual manera, todos los productos de origen avícola como los huevos, deben ser tratados de la misma forma para evitar la propagación de bacterias.

Asimismo, se recomienda lavar las manos antes, durante y después de manipular el pollo crudo, con un buen jabón antibacterial y por al menos 20 segundos, especialmente si va a manipular alimentos que ya están cocidos.

A la hora de comprar, preste atención a la manipulación de los productos por parte de los encargados del frigorífico. Ellos saben que deben prestar atención a la manipulación adecuada y que deben lavar sus manos constantemente para evitar la propagación de enfermedades. Si usted percibe una manipulación inadecuada, coméntelo. Si cada uno de los que me lee hoy hace lo propio, podemos generar el cambio que queremos. El silencio nos hace cómplices, no lo olvide.

Si aún después de leer esta publicación, usted necesita lavar el pollo (no lo recomiendo, pero es su decisión) asegúrese que los alimentos y utensilios que están a su alrededor sean igualmente higienizados: friegaplatos, manos, paños de cocina, ropa, etc, . Si sospecha que alguno de sus alimentos podría estar contaminado luego de lavar el pollo, lávelo con abundante agua antes de consumirlos, evitando salpicar agua alrededor. Esto puede ser complicado, remojarlos no funciona, recuerde que no porque usted no vea las bacterias ellas dejarán de enfermarle, así que a tomar el control de su salud! Hasta la próxima.

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