El momento de cambiar, es ahora

Es probable que los hábitos relacionados con la salud, la alimentación y la actividad física que desarrollamos en nuestra infancia, influya en nuestro comportamiento a lo largo de nuestra vida y tenga un efecto revelador con la próxima generación, es un ciclo que se repite en la familia y que muchas veces incluye comportamientos que poco contribuyen al bienestar. Descubrirnos como influenciadores de hábitos y conductas de los más pequeños de la casa es una gran responsabilidad y tiene efectos duraderos para toda su vida.


Vivimos en espacios confinados donde la actividad física es cada vez menos apreciada y en su lugar se promueve el sedentarismo: múltiples actividades académicas, asignaciones para el hogar que requieren horas frente al computador y juegos que poco invitan al movimiento.

Actualización Junio 2020: Estos casi 3 meses que llevamos confinados en casa ha sido el punto más bajo que hemos experimentado hasta ahora en torno al sedentarismo, ahora por razones es sanitarias. Sin embargo, esta puede ser una buena "excusa" y un magnifico "detonador" de cambios.

Por otra parte, tenemos a nuestra disposición una gran cantidad de alimentos que en pequeñas porciones, aportan una cantidad desbordad de energía, que lamentablemente termina en nuestros cuerpos como reserva porque nos movemos muy poco, así que no la necesitamos o sólo usamos una fracción de esta. Tenemos incluso alimentos que no existían hace 15 años atrás y que muchas veces parecen facilitar la labor de alimentarnos, pero que en el fondo, hacen más difícil la tarea de aprovechar los nutrientes porque nuestro organismo no está listo para metabolizarlos.

En contraste, los alimentos que podemos considerar “saludables” han sido relegados a un espacio poco apreciado en nuestro menú diario. Se consumen frutas y vegetales porque hay que hacerlo, pero no por que realmente nos permitamos disfrutar el placer de comerlos. Por nuestras múltiples ocupaciones, damos prioridad a lo que está pre-elaborado y olvidamos las recetas con ingredientes sencillos y más fáciles de metabolizar por nuestro cuerpo.

Asimismo, nuestros espacios de convivencia promueven la cultura del "multitarea” (multitasking) así que actividades en las que se requiere la atención plena como comer y hacer ejercicios quedan relegadas a un segundo plano. 

Vivimos en ambientes que poco contribuyen a mantener un estilo de vida más activo y saludable y este ciclo se está repitiendo y generando enfermedades crónicas a cada vez más temprana edad, con lo cual la expectativa de vida es cada vez más reducida y la calidad de vida es cada vez menos placentera como consecuencia de los efectos secundarios de condiciones como la diabetes y la hipertensión infantil.

¿Qué podemos hacer para salir del ciclo? 

Lo primero es darnos cuenta que estamos allí, que nuestras acciones y hábitos, aún cuando los hacemos desde que estábamos chicos, nos están conduciendo por camino nada alentador. Reconocernos vulnerables y aceptar que lo que hemos hecho hasta este momento nos ha causa daño, es un paso clave para iniciar la transformación. 

Seguidamente, tomar la decisión de hacerlo diferente, convencidx que es lo mejor que puedes hacer. Si aún no estás convencidx, los cambios serán agotadores y poco reproducibles en el tiempo. 


Este camino será inédito, así que tendrás pocas referencias cercanas y muy posiblemente encuentres detractores que sabotearán (o harán el intento) constantemente tus iniciativas. Todos sabemos que necesitamos hacer ajustes a nuestro estilo de alimentación, sin embargo no todos tienen la voluntad y te invitarán a hacerlo “como siempre”, a dejarlo para mañana.. que entre lineas es "Hasta nunca"

Te invito a convertirte en agente de cambio, para ti y no para otros. En este camino he aprendido que la mejor manera de influir en otros en con mi propio actuar, en silencio, con acciones y resultados que muestran lo bien que se puede estar con los ajustes apropiados. sin juicios, sin fanatismos, con la gentileza que amerita un proceso de vida y no para unos días.

Este año, permítete experimentar con nuevos alimentos, date l oportunidad de intentar un #lunessincarne, optimizar tus recursos aprovechando las sobras de las comidas que preparas a diario. Intenta comer más local, es decir, apoyando a los productores de tu región. Disminuye el consumo de plásticos de un sólo uso, reutiliza más esos artículos que tienes en casa. 

Te invito a promover días para que los niños aprendan a preparar sus propios alimentos en lugar de encontrarlos en una caja y te propongo vincular a la empresa donde trabajas en estas acciones para que muchas más personas puedan sumarse a hacer que las cosas buenas sucedan. 

Necesitamos acompañar la construcción de una generación de relevo saludable, empoderada con información que les permita tomar mejores decisiones, garantes del manejo de sus emociones y del reconocimiento del otro, niños y niñas que saben asumir sus responsabilidades y entienden su rol en la construcción de su propio destino.


Hagamos que este período de reflexión que nos ha dejado la pandemia por COVID-19 nos permita practicar la amabilidad y la resiliencia, la compasión y la empatía con el otro… con el que tiene más y con el que tiene un poco menos de recursos. 

Hagamos que nuestros pequeños sean nuestro mejor legado! 

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