Tengo una especial
afición por los temas huérfanos, esos que son claves para garantizar el
bienestar, prevenir enfermedades pero que por alguna razón, están en el
abandono de las conversaciones del colectivo. El lavado de manos con agua y jabón es uno de mis favoritos,
pues aún en medio de tanta tecnología, sigue siendo la medida más eficiente
para prevenir una de las principales causas de muerte a nivel global después de
las enfermedades cardiovasculares: las enfermedades enterodiarréicas, tema del
que a la mayoría no le gusta hablar pues quien quiere hablar de algo tan
desagradable?
Lo cierto es, que las
enfermedades diarréicas se cobran anualmente la vida de 525.000 vidas de niños
menores a 5 años según las más recientes cifras de la Organización
Mundial de la Salud.
La mayoría, por no decir
que todas estas enfermedades son prevenibles y tratables y los niños
malnutridos o inmunodeprimidos son los que presentan mayor riesgo de
enfermedades diarreicas potencialmente mortales, situación que se agudiza por
el circulo de la pobreza, donde la falta de servicios básicos para la higiene
escasean o simplemente son inexistentes.
Entre las principales
acciones orientadas a reducir el número de victimas fatales por este tipo de
enfermedades está el acceso a agua de buena calidad para el aseo personal y la
elaboración de los alimentos y el lavado de manos con agua y jabón… y es en
este último es en el que quiero hacer hincapié pues más allá de la disponibilidad
de los dos recursos esenciales para que esta acción se materialice, hay un
asunto cultural que dificulta aún más la tarea, y no es sólo en Venezuela, es
un fenómeno que ha sido reportado por la Global Handwashing Asociation (GHA) en
todos los países en los que se ha intervenido con el tema:
“La mejora del conocimiento del lavado de manos por sí sola es normalmente
insuficiente para cambiar el comportamiento de lavado de manos.
En India, una campaña de sensibilización llamada Gran WASH Yatra, aportó un
mayor conocimiento sobre los beneficios de lavarse las manos, pero tuvo poco
efecto en el cambio de intención de lavarse las manos con agua y jabón.”
Lo que sí generó un
cambio de comportamiento estadísticamente significativo fue la práctica continua
y supervisada, es por ello que resulta de vital importancia que en edades
tempranas, cuando los niños están en el proceso de anclaje de hábitos, el
proceso de formación se construya a base de rutinas que los adultos puedan
guiar constantemente, estableciendo horarios, lugares fijos, secuencias de
pasos para la ejecución así como el reforzamiento de la importancia para la
salud de esta rutina oportuna y constante.
Paradójicamente, con los
adultos y el hábito del lavado de manos oportuno sucede el mismo fenómeno, es
necesario el establecimiento de rutinas supervisadas que garanticen la calidad
en la ejecución del procedimiento y una campaña permanente que refuerce el
valor en términos de prevención de enfermedades.
Conoce usted el Tippy Tap? Es
una historia bien interesante pues nació de la misma razón que me ocupa el
escribir estas líneas el día de hoy. Es un sencillo instrumento que le permitió
a una pequeña comunidad en Zimbawe incorporar a las rutinas diarias el lavado
de manos en los momentos clave de mayor riesgo: después de ir al baño, antes de
preparar los alimentos y al atender a las personas enfermas. Poco a poco la
comunidad se fue sumando porque tenían en equipo en el lugar apropiado y en el
momento justo. Hoy en día miles de versiones del Tippy Tap se reproducen en el
mundo para vencer la adversidad y prevenir enfermedades.
Para el Tippy Tap sólo se
necesita una barra de jabón, así que muchas personas se podrían beneficiar, por
ejemplo, en un colegio o en un comedor un dispositivo como este podría ser de
mucha utilidad. Y si le asusta la idea de una sola barra de jabón,
despreocúpese, la evidencia científica asegura que la contaminación de una
barra de jabón no es significativa como si lo es dejar de usarlo para lavarse
las manos.
Creo que este dispositivo
nos da la oportunidad de innovar y construir soluciones a pequeños problemas,
si en regiones menos afortunadas pueden implementar el lavado de manos como
técnica de prevención de enfermedades, nosotros también podemos hacerlo y así
estaremos aliviando la carga que genera una enfermedad tras otra, que no se
termina de curar por la ausencia de medicamentos.
¿Usted qué opina?
Escríbame a micocinasegura@gmail.com y déjeme saber si es
viable en su entorno incluir un sistema como este para incentivar el lavado de
manos con agua y jabón. Me parece un buen proyecto para hacer con los chicos en el colegio, ¿a usted qué le parece? Le comparto este video si decide hacerlo en casa:
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