5 consejos para almacenar las sobras de la Cena de Navidad



Si después de la cena de Navidad tu nevera queda repleta de recipientes, es importante que consideres aprovechar al máximo estos recursos empacandolos y almacenandolos de forma adecuada, de manera que podamos prevenir su deterioro acelerado y disponer de ellas cuando nos provoque.



Una de las escenas que se repite con más frecuencia luego de la cena de Navidad, es la aparición de múltiples recipientes con “sobras” de comida en nuestro refrigerador y estas parecen “multiplicarse” con el paso de los días generando algo de caos en nuestro plan de alimentación y poniendo muchas veces en riesgo nuestras salud. Para algunos representan un manjar y para otros un mal necesario, pero sea cual sea su opinión al respecto, queda claro que cualquier alimento que quede después de una comida tan elaborada, merece ser tratada con atención para evitar su descomposición y causar malestar en su familiar.

Estos banquetes familiares son sinónimo de unión y de compartir con amigos y familiares, pero también suelen ser las épocas donde se presentan el mayor número de caso de intoxicaciones alimentarias y eso ocurre por una sencilla razón: Cocinamos más de lo habitual y eso conlleva a pequeños errores a la hora de manipular los alimentos. Como desde este espacio queremos brindar por usted y por su salud, hoy quiero compartir 5 recomendaciones para aprovechar las sobras al máximo sin el riesgo a enfermarnos.

1. Divide y vencerás: Cuando se trata de carne, pollo o cerdo, lo mejor que podemos hacer para extender su tiempo de vida útil y reutilizar lo que nos quedó de la cena navideña, es almacenar en recipientes pequeños de plástico (libre de BPA) o vidrio con tapa hermética, separados de huesos y salsas para garantizar su inocuidad. Lo ideal es que esto se realice en un lapso no mayor a 2 horas después de culminada la cena, para evitar que la carne quede expuesta a las bacterias circundantes y pueda contaminarse y deteriorarse. 

En estas condiciones puede mantener las sobras hasta por 4 días en la nevera. Si no las puede consumir en este tiempo, sugiero que congele una parte y así la tendrá en condiciones adecuadas hasta por 6 meses. Tenga en cuenta que una vez descongeladas, estas sobras deben ser consumidas de inmediato y jamás debe volver a congelarla. Si de hallacas se trata, es importante que deje a la vista esas que fueron recalentadas y no se consumieron, pues al tratarse de un guiso tan exquisito, es muy sensible a descomposición.

2. Salsas y aderezos: El clásico acompañante del menú navideño es la ensalada de gallina, que además de la carne blanca, tiene bastante aderezo con mayonesa como base, con lo cual se hace aún más susceptible al deterioro. Si tiene que guardar lo que le quedó, debe consumirla en un período no mayor a 2 días pues los aderezos suelen descomponerse rápidamente a temperatura ambiente y durante la cena, todo lo que sirvió estuvo expuesto a esta temperatura durante varias horas, así que el proceso de descomposición comenzó en ese momento. Aquí no hay manera de extender la vida útil, así que luego de 2 días, lamentablemente debe desecharlas para evitar una posible intoxicación alimentaria.

3. Lo rebanado cómaselo pronto:  El pan de jamón es una delicia de la gastronomía navideña en Venezuela, no obstante, esta delicia culinaria es todo un reto para quienes trabajamos en inocuidad. Por un lado, el pan pierde algunas de sus propiedades organolépticas (textura sobretodo) cuando se almacena a baja temperatura y puede que se reseque considerablemente, confiriendo un sabor poco agradable. 

No obstante, la nevera es el mejor lugar para guardarlo después de la cena pues el relleno, compuesto por jamón, pasas y aceitunas (tocineta en algunos casos) son ingredientes extremadamente sensibles al deterioro microbiano. Si lo que quedó de pan está rebanado, debe consumirlo lo antes posible, pues al estar más expuesto es más sensible. Es preferible rebanarlo al momento de consumir y que lo que tenga que guardar, que sea entero. Una situación muy parecida ocurre con las tortas y bizcochos que suelen ser parte del “picoteo” navideño, así como frutas, galletas entre otras ricas preparaciones. 

En virtud del gusto de su familia, hay quienes deliran por un pedazo de torta que se guardó en la nevera. Otros en contraste, puede que aprecien la frescura de un bizcocho como recién salido del horno, suave y esponjoso. En ambos casos aplica la premisa: si lo rebanó, compártalo! Así que vaya preparado pues podría salir de esa cena familiar con algunos recipientes cargados de manjares que necesitan ser consumidos a la brevedad posible.

4. Congele rápido y disfrute después: No sé a ustedes, pero a mi me encanta poder disfrutar de las sobras unos cuantos días después y no justo al día siguiente, especialmente porque preciso dejar que mi cuerpo se equilibre si cometí algún exceso. Si está de acuerdo conmigo, le recomiendo congelar algunas piezas con mucho cuidado para disponer de ellas unos días o incluso semanas después. Lo primero que debe tener en cuenta es que no todos los recipientes son aptos para congelar, así que revise bien antes de utilizar el primero que se consiga en la cocina. 

El secreto para congelar los alimentos de la forma más eficiente, garantizando todo su valor nutricional y minimizando el riesgo ante un posible deterioro, es hacerlo rápidamente. Sin embargo, nuestros congeladores domésticos no suelen ser tan eficientes. Para mejorar el proceso, evite congelar piezas muy grandes, evite colocar en el mismo envase la carne con sus salsas y elimine los huesos antes de guardarlos pues en ambos casos, el proceso se hace aún más lento. Si va a congelar líquidos (sopas, cremas, salsas entre otros) tenga en cuenta que debe dejar un espacio entre el contenido y el borde del recipiente. Esto se conoce como “espacio de cabeza” y es imprescindible pues los líquido aumentan su volumen cuando pasan a sólido y sin esta precaución, el recipiente podrían romperse.

5. Planifique y disfrute: Cuando decida que es buen momento para disfrutar de las “sobras” lo invito a planificarlo al igual que lo hace con su plan de alimentación habitual, básicamente porque descongelar requiere tiempo para garantizar que las comidas mantengan sus características intactas. A diferencia del proceso de congelar, el descongelado debe hacerse lentamente, para evitar que los nutrientes se diluyan en el agua que se pierde durante este proceso y los sabores permanezcan intactos. Le recomiendo descongelar en la parte “menos fría” de la nevera (que generalmente está en la parte inferior, muy cerca de las gavetas con las verduras) y jamás a temperatura ambiente. 

Si son líquidos debe calentarlos hasta el punto de ebullición y si son piezas de carne, debe garantizar que el calentamiento sea uniforme y a no menos de 70 ºC. Debe estar atento de no sobrecocinar las carnes, tenga en cuenta que sólo necesita calentar pues ya fue cocido con antelación. Si tiene hallacas congeladas, no las descongele! Caliéntelas directamente en agua hirviendo y si el trabajo previo se hizo de forma adecuada, estarán como recién hechas y sin poner en riesgo su salud y la de su familia.

Recuerde que ante todo lo importante es compartir, pero compartir afectos no enfermedades, así que durante las próximas fiestas, tenga todo listo para guardar eficientemente las sobras y aprovéchelas en una próxima ocasión. 

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