Cuando me propuse ahondar en este
tema, supe que despertaría algunos gigantes dormidos. Hablar de alimentación
saludable con un presupuesto limitado, parece una utopía en especial cuando la
mayoría de nosotros ha crecido con la convicción de que comer sano es costoso.
El entorno actual nos
produce una especie de angustia colectiva en la que gastamos gran parte de
nuestro presupuesto en alimentos que posiblemente no necesitamos, o no debemos
consumir, pero que al estar escasos se convierten en la “joya de la corona”.
Lo cierto es, que toda idea que nos permita optimizar
el presupuesto, sin sacrificar nuestra salud, es bien recibido, por lo que
dedicaré esta publicación a explorar posibilidades que puedan ajustarse lo mejor
posible a tu situación.
Cuando se tiene un presupuesto limitado, queda claro que comprar en el lugar de siempre puede que ya no sea una opción. Aún con las restricciones a la movilidad que puedas estar experimentando en este momento, explorar alternativas mas económicas puede ser una primera manera de optimizar el presupuesto.
Por otra parte, el acelerado
estilo de vida de alguna manera ha mermado las posibilidades de comer a la
manera tradicional: En la mesa, en familia, con la comida recién hecha…en otras
palabras…con calma! Y para los que tienen que madrugar para llegar a su lugar
de trabajo, la limitación es aún mayor, pues la mayoría nisiquiera tiene
oportunidad de compartir la cena, así que los momentos para compartir “con los
pies bajo la mesa” son cada vez más limitados.
Aún con este panorama, la comida es necesaria para sobrevivir, por lo que debemos
esforzarnos para optimizar el presupuesto sin reducir la calidad de lo que
consumimos. Existe una forma de alimentarnos sanamente que de manera adicional
al ahorro que implica en nuestro presupuesto, nos hará sentir mejor tanto
física como emocionalmente.
En
primer lugar, es imprescindible que organices tus ingresos para que puedas
estimar el gasto en alimentación. Como generalmente no aprendemos con las
experiencias de otros, te invito a realizar el siguiente ejercicio: Durante un
mes, coloca en una caja todas las facturas generadas por tu grupo familiar en
gastos de alimentación. Recuerda incluir allí, el cafecito de la tarde, las cotufas
del cine, las meriendas en la cantina del colegio y todo aquello que representa
algún tipo de comida. Al finalizar, calcula cuánto fue el gasto y compáralo con
los ingresos familiares… si quieres compartirlo, escríbeme a micocinasegura@gmail.com y así
tenderemos una estimación más actualizada.
En casa, mi recomendación es
ampliar las opciones del menú y aprender a incorporar sustitutos. Sé que muchos
invierten en la compra de vegetales y frutas, porque saben que son buenos para
la familia, pero luego terminan en la basura pues no supieron cómo prepararlos
para incorporar a su menú. Pasado un tiempo, simplemente dejan de comprarlos,
pues ¿quién en su sano juicio quiere comprar comida para luego tener que
botarla?
Si planificas lo que vas a comer
y compras lo necesario entonces estarás ahorrando una importante suma de
dinero, pues muchas veces compramos más de lo que se necesita, dejándonos
cortos para llegar a la siguiente quincena.
En Venezuela una gran parte de
los alimentos que conforman la Canasta Alimentaria Normativa están bajo
regulación de precio y ésto posiblemente dificulte su adquisición, pues sabemos
que la cadena de precio es, en la mayoría de los casos insostenible. No
obstante, se consiguen y si no es así, encuéntrale un sustituto.
Si no es arroz, puedes sustituir
con otros cereales como pasta. Si gustas, te invito a incorporar tubérculos, que
siguen siendo una excelente fuente de almidón. Prepara yuca en el horno y
acompáñalo con un mojito de ají dulce, unos palitos de batata, un puré de papas
y hasta unos cuadritos de ocumo horneados.
El calabacín es muy noble y lo
puedes preparar de muchas maneras, aumentando tus opciones para acompañar a la
proteína que hayas decidido consumir. Prepáralos en forma de crema, como canoas
rellenas y hasta en forma de fideos con una rica salsa. Las zanahorias también
son muy fáciles de incorporar y no tienen que ser sancochadas (que para mi
resultan ser muy aburridas y poco nutritivas). Berenjenas y chayotas también
pueden ser una alternativa como acompañante. Si buscas algo crujiente, unos
palitos de céleri son ideales y rinden un montón. Un brócoli pequeño puede ser
una idea innovadora en la próxima lonchera, prueba simplemente horneándolos con
un poquito de sal y te sorprenderás!
Cuando se trata de proteínas, la
mayoría piensa en carne de res y pollo. Sin embargo, existen alternativas, que
te permitirán alternar diariamente. Acércate a la pescadería más cercana y
consulta los precios, pídele al vendedor que te oriente e incorpora algún
pescado a tu rutina. Cuando pienses que es caro, recuerda la última vez que
comiste en algún establecimiento de comida rápida y compara precios….te
sorprenderás!
Los granos son también una
excelente fuente de proteínas, que combinadas con cereales cubren el
requerimiento de aminoácidos esenciales. En sopas, “refritos”, en ensaladas y
en un sin fin de formas utiliza tu ingenio e incorpóralos al menos una vez por
semana. Y si eres de los que sufre de gases luego de consumirlos, prueba
cambiando el agua de cocción y licuando una parte, así facilitas su
digestibilidad. Sólo un pequeño porcentaje tiene realmente dificultades para digerir
los granos, así que dale una oportunidad, tu cuerpo lo agradecerá.
En nuestras próximas
publicaciones estaré compartiendo más ideas, para que cocinar con poco sea
saludable y delicioso, hasta la próxima!
Muy buenas recomendaciones, en estos tiempos dificiles hay que poner a funcionar la imaginacion, cocinar es un arte y para quien le guste, es ina diversión.
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